Por Randa Hasfura Anastas
Después de la Pandemia, Ucrania, Inflación, Bitcoin, Globalización… el mundo está llegando a su quinta revolución… un huracán de situaciones que está llevando a la humanidad a tener que ser decidido, porque este oleaje arrastra…
Ser decidido es saber quién soy y qué quiero. Es saber adónde voy y cómo llegar. Es cantar a la vida y disfrutarla. Es no tener miedo a dar y tampoco a darme. Ser decidido es ser generoso. Y, tal vez es por aquí que comienzan los problemas.
El mundo necesita gente decidida. Si, pero para ser decidido, se necesita coraje: tener garra, casta, fuerza interior. Coraje quiere decir corazón grande. El corazón grande es el que nos lleva lejos y nos ayuda a hacer lo que los demás no hicieron.
Las decisiones se basan hoy en dos valores: lo que me gusta y lo que siento. Y como los gustos y los sentimientos cambian tanto, las decisiones duran tan poco. A los gustos y a los sentimientos, que son tan importantes en la vida, hay que anteponer los valores y las convicciones. Aquí radica todo.
Después de unos meses reflexionando, valorando la familia y “amistades verdaderas” pensaba: ¿Cuántos muestran su verdadero yo o viven en un continuo baile de disfraces?
Ser decidido es saber que no puedo limitarme a lo que me gusta y a lo que siento, si quiero llegar lejos. Los que han dejado huella en esta tierra son los que han sido capaces de superar sus gustos y sentimientos, y lo han hecho convencidos de valores que han vivido con virtud y esfuerzo.
Ser decidido es querer ser feliz y poner los medios para ello (los verdaderos medios y no los aparentes, porque las apariencias engañan). Ser decidido implica arriesgarse; vencer la inseguridad; lanzarme a bucear sin temer a lo profundo; volar sin marearme con la altura.
Ser decidido es recordar que vale la pena arriesgar la vida, no por cualquier cosa, sino sólo por lo que merece mi entrega; es vivir en la realidad sin dejar de soñar (soñar despierto es válido).
Ser decidido no es hacer que mis objetivos sean fáciles, sino hacer que sean posibles. Ser decidido es valorar que puedo ayudar a otros. No desestimar la fuerza del ejemplo y dar ejemplo requiere práctica.
Ser decidido es ser capaz de dar el salto en la fe, porque lastimosamente vivimos en un mundo donde vibra más fuerte un teléfono que un corazón; y donde la forma de vestir se valora más que la de pensar.
Si, así de irrisorio vivimos… en un mundo donde una pizza llega más rápido que la policía, o un Uber antes que la ambulancia; o en donde la comida está repleta de químicos, mientras un jabón contiene cereales, miel y vitaminas.
Qué triste… a veces incluso, en este mundo tan contaminado, los animales son mejores amigos que las personas o se le exige más a un futbolista que a un político.
Vivimos en un mundo donde no se intentan solucionar los problemas, sino convivir con ellos.