Conocer a Marcos Agüero (24) es dar testimonio de su agradecimiento a Dios. Su ocupación día a día se divide entre la facultad (estudia producción musical en la Universidad ORT) y su actividad artística, que va de la mano con su fe.
Esta realidad —que actualmente atraviesa muchos cambios, pero cuyo camino comenzó con su primera guitarra, cuando tenía 10 años— está marcada por su proceso de fe, inculcado a partir de sus padres.
«Nací en una familia católica practicante. Mis padres son dos personas de mucha fe, y siempre me inculcaron el ser agradecido, el poder pedirle cosas o, por ejemplo, rezar antes de dormir. Desde pequeño siempre tuve a Jesús a mi lado».
«Cuando fui creciendo empecé a ir a Misa, cada vez más, por cuenta propia y no porque mis padres me pidieran que fuera. En esos tiempos era yo quien buscaba esa cercanía con Dios, lo que me llevó a confirmarme. También tengo muchos amigos que son de la parroquia, nos criamos juntos y desarrollamos la fe en comunidad. Aunque ya crecimos, todavía seguimos como grupo, muchos ya con 24 o 25 años. Gracias a Dios pude ser testigo de muchas obras de Él en mi vida y eso hace que demos un mejor testimonio de cómo te cambia la vida conocerlo».
Muchas de tus canciones son religiosas. ¿Cómo es tu vínculo con la fe y la música?
Justo hoy vengo de la parroquia Santa Rita, que fui a sentarme media hora frente al Sagrario para dar gracias. Creo que mi vínculo a nivel personal va por ahí. Es un agradecimiento diario, aunque sea un ratito, y eso lo plasmo en la música.
“Hay que ser instrumento de Dios para estar presente y ayudar a la gente”
Pretendo vivir de la música, es lo que me gusta, así que el vínculo es constante. Por ejemplo, tengo muchos curas amigos que cuando precisan acompañamiento musical en alguna celebración, me avisan y voy. Yo canto donde me inviten
Entrevista completa en Iglesia Católica Montevideo