La noche del 14 al 15 de abril de 1912, el Titánic, el mayor barco de pasajeros del mundo, contra todo pronóstico, se hundió perdiendo la vida unas 1.500 personas. La catástrofe fue de tal calibre que se ha convertido en un mito dando a lugar a numerosas películas.
Lo que muchos no conocerán de esta tragedia es el comportamiento heroico de tres sacerdotes, el lituano P. Juozas Montvila, el Benedictino alemán P. Joseph Peruschitz y el P. Thomas Byles que viajaban en el transatlántico y dieron su vida quedándose siempre a bordo junto a las víctimas..
El P. Montvila, rehusó escapar, mientras ayudaba a otros pasajeros a alcanzar los botes salvavidas. Durante el viaje, y a semejanza de los otros dos sacerdotes, el presbítero escuchó confesiones y celebró Misa cada día.
Según el testimonio de un sobreviviente, Peruschitz y Byles dirigieron el rezo del Rosario junto a las víctimas que habían quedado a bordo.
Fuente: Aciprensa