En el matrimonio, el hombre y la mujer se dan el uno al otro. Son relaciones de persona a persona. Cuando se entrega la persona entera, podemos decir que la sexualidad sí ayuda a mantener el matrimonio, porque la entrega se hace desde muchos campos que envuelven al ser humano: psicológico, afectivo, emocional, intelectual y físico.
Pero cuando estas relaciones las degradamos, y son más bien de cuerpo a cuerpo, ya no hay donación: se está buscando uno a sí mismo. Nuestra relación no puede consistir en un empeño por vivir únicamente de la satisfacción sexual, basándose en evitar el acostumbramiento explorando cosas nuevas, llegando a planteamientos y acciones cada vez más vulgares, que no hacen ni los animales. Vivir el matrimonio con el único afán de buscar lo novedoso en el terreno sexual puede causar frustración, e incluso asco, y así no hay manera de que aflore el cariño.
La relación entre los esposos, con vocación a ser estable y duradera, necesita del esfuerzo por las dos partes para mantener el cariño. Se trata de querer, y eso se mide por lo que uno es capaz de sufrir por el otro.
El matrimonio no es una especie de permiso para hacer con el otro lo que me apetezca. Una sexualidad bien vivida se sustenta en el respeto y en la comunicación. Hay que hablar de sexo. De la frecuencia con que se practica. De cómo le gusta más al otro y cómo puedes hacerle sentir mejor. De si conviene hacerlo, o esperar unos días si es lo que toca, aprendiendo a amar de otra manera. Así demuestras que le respetas.
En las relaciones íntimas necesitamos sentirnos queridos. Y todos sabemos –sobre todo ellas- si habitualmente estamos siendo tratados como objetos o como personas. ¿Vas a buscarla únicamente cuando quieres sexo? Eso hace que no se sienta querida: más bien utilizada. Y algo de razón lleva. “Únicamente tiene detalles de cariño cuando quiere sexo. Utiliza el cariño para su interés”. ¿Podría ser éste el pensamiento cotidiano de tu esposa?
La sexualidad es una continuación de la vida de pareja, no es algo aparte. Si la pareja es cariñosa habitualmente, las relaciones también lo serán. Si la pareja se quiere mucho, la sexualidad le unirá mucho.
¿Son tus relaciones cuerpo a cuerpo, o persona a persona? Sé valiente y respóndete con sinceridad. La sexualidad ocupa un lugar importantísimo en las causas de las separaciones. Te la juegas mucho: la capacidad de poder amar bien, amando a quien has decidido querer, correctamente, como merece.