“Esta semana se publicó en los periódicos, con una gran naturalidad, la insólita justificación de un dios criminal. La escribieron los padres de una niña de cinco años que murió atropellada fortuitamente en la puerta de su colegio. (…) En este caso de los padres de Montealto lo asombroso es que alguien pueda proferir en los periódicos tal cúmulo de crueles patrañas sin que la conversación pública apenas detecte un temblor de extrañeza. (…) esta carta inadmisible (…) una narración que convoca y difunde el mayor de los delirios humanos…” (1).
“Todo hombre, y ya no digamos toda mujer, tiene derecho a defender hasta el límite posible sus convicciones, se
ajusten o no a la corriente de sentido general. La única condición es que paguen” (2).
Entre ambas afirmaciones han pasado nueve días. No las han proferido dos personas distintas, no han sido el Sr. Edward Hyde y el Dr. Henry Jekyll sus autores, sino el Sr. Arcadi Espada. ¡Quia! No es coherente su ataque despiadado a unos padres que acaban de perder a su hija de manera traumática con lo que dice de que cualquiera tiene derecho a defender sus convicciones. “La única condición es que paguen”. ¿Es suficiente precio la muerte de una hija de 5 años? ¿Debería la madre haber gritado, insultado y golpeado a quien provocó involuntariamente el accidente o, como también ha escrito, “arrodillada ante la hija, haber levantado los ojos e insultar a su dios (sic) con la última fuerza que le quedaba”? (1).
“Oh vosotros, cuantos por aquí pasáis, mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor, al dolor con que soy atormentada” (3). El Sr. Espada añade dolor al dolor de esa madre. Se cumple de nuevo, 21 siglos más tarde, la profecía del anciano Simeón: “Los bendijo y dijo a María, su madre: Mira, ésta ha sido destinada para ser caída y resurrección de muchos, y como signo de contradicción –y a ti misma un A. Espada te atravesará el alma–, para que se descubran los pensamientos de muchos corazones” (4).
El tremendo error de María, conductora, podía haber llevado a María, madre de Mariquilla, y a cualquier persona a reaccionar de distintas maneras. ERROR contiene tres letras distintas: la E, la O y la R. Con ellas se pueden formar combinaciones con algún significado:
1) REO: Hay personas que dicen que no perdonan. “El resentimiento es la emoción del esclavo, no porque el esclavo sea resentido, sino porque quien vive en el resentimiento, vive en la esclavitud” (5). Esas personas están presas del re-sentimiento (volver a sentir, una y otra vez…).
2) ROE: Otras dicen que perdonan, pero no olvidan. Es una ritidectomía o lifting facial del REO, pero el rencor erosiona su corazón, les cor-ROE por dentro. “El resentimiento es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera” (6). Perdonar y no olvidar es un oxímoron. “Perdonar es actuar como si nada hubiera pasado” (7).
3) ERO: Otras perdonan con la boca pequeña, sin mirar a los ojos. Toleran, pero no aceptan, se resignan. Re- signación: hacen la señal de la cruz varias veces, pero no se abrazan a la Cruz, no se identifican con Cristo y no la aprueban. El ERO reina en sus vidas: siempre tienen un ‘pERO’ (ponen pegas, son pesimistas), su vida es vacía (un cERO), tienen un corazón duro (como el acERO) y frío (todos los meses son enERO), un carácter áspERO, son pasivos (espERO) o directamente inactivos (florERO), infelices y no soportan la felicidad de los demás (muERO y hiERO), han perdido la esperanza (desespERO).
Todas esas personas no ven más que “+”, “MAN” y “PRND” al lado de la palanca de cambio del coche que atropelló a Mariquilla.
No son capaces de ver que Dios sabe sacar el bien del mal. Les dices que añadan las vocales de las palabras que les definen (REO, ROE o ERO) a las letras y signos del cambio de marchas y solo son capaces de conjugar PERNOD o PORNED. Algunos incluso dicen ser más hombres (+ MAN), cuando el abuso del alcohol o la pornografía en internet solo les hacen más esclavos, no libres.
Tienen una mirada terrena, a ras de suelo. No se sienten aludidas al leer o escuchar “No tengas espíritu pueblerino. —Agranda tu corazón, hasta que sea universal, ‘católico’. No vueles como un ave de corral, cuando puedes subir como las águilas” (8). No va con ellas.
Pero hay otra posible combinación con la E, la O y la R, de poderoso significado:
4) ORE: Hay otras personas que, no entendiendo lo que humanamente no es posible comprender, se abandonan en Dios y lo aceptan: “Hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y amabilísima Voluntad de Dios, sobre todas las cosas. —Amén. —Amén.» (9). Oran, Rezan y Estiman. Aman y perdonan. Perdonan setenta veces siete (10). Perdonan siempre, porque saben que solo el perdón les libera del peso de la ofensa o daño causado.
Y, en el ERROR, contemplan el PERDON: las mismas vocales (E, O), la misma R. Esa R que, a los ojos humanos, tuvo que ser y no fue, provocando el error de María, conductora.
“A veces la Cruz aparece sin buscarla: es Cristo que pregunta por nosotros. Y si acaso ante esa Cruz inesperada, y tal vez por eso más oscura, el corazón mostrara repugnancia… no le des consuelos. Y, lleno de una noble compasión, cuando los pida, dile despacio, como en confidencia: corazón,
¡corazón en la Cruz!, ¡corazón en la Cruz!” (11). María se olvidó de sí misma y, tras despedirse de su hijita, se levantó y se fundió en un abrazo de Perdón con la otra María. Su vida de Fe, de Esperanza y de Amor hacen que transite, en el mismo momento del abrazo, del “+”, “MAN” y “PRDN”, a la “Cruz”, al “Jesucristo, Dios y Hombre verdadero” y al “PERDON”.
A los desconocedores de la lengua inglesa que manifiestan que el cristianismo está trasnochado y que “MAN” no debería significar “Hombre” sino “Museo Arqueológico Nacional”, Jesús les dice: “Yo hago nuevas todas las cosas” (12). Y también obra el milagro de la transformación de “PRND” en “PRDN”.
“(…) Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos” (13). “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” (14). “Nuestra tristeza infinita sólo se cura con un infinito amor” (15).
“Amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (16). Todos los días rezo por las personas que no conocen a Dios. Desde el pasado 14 de noviembre lo hago de manera especial por el Sr. Espada, para que ame mucho. Cuento con la intercesión de Mariquilla (hoy se cumplen seis semanas de su marcha al Cielo).
Sí, se puede. Basta pedir el don de la fe, con humildad. Como Tatiana Góricheva, filosofa rusa atea, convertida al cristianismo: “Nadie me dijo nunca que el valor supremo de la vida no está en superar a los otros, en vencerlos, sino en amarlos. Amar hasta la muerte, como únicamente lo hiciera el Hijo del hombre, al que nosotros todavía no conocíamos”.
“La medida del amor es amar sin medida” (17). Amor y perdón van de la mano. Quien ama mucho, perdona mucho. Y quien perdona mucho, ama mucho. María y Álex han perdonado mucho porque aman mucho.
Ojalá se pueda decir, de ti y de mí, cuando dejemos esta vida: “Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho” (18).
Cesco Serra
16 diciembre 2021
(1) : Arcadi Espada, El jornal, Creencias, El Mundo, domingo 14 noviembre 2021
(2) : Arcadi Espada, ¡Quia!, Gratuitas convicciones, El Mundo, martes 23 noviembre 2021 (3): Lamentaciones 1, 12
(4): Lucas 2, 22-35 (adapt.)
(5): Friedrich Wilhelm Nietzsche (6): Carrie Fisher
(7): Carlos Rodríguez de Trujillo (8): Josemaría Escrivá, Camino, 7
(9): Josemaría Escrivá, Camino, 691
(10): Mateo 18, 21-22
(11): Josemaría Escrivá, Vía Crucis, 5
(12): Apocalipsis 21,5
(13): Marcos 12, 29-31
(14): Juan 13, 34
(15): Papa Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 265
(16): 1 Juan 4:7-8
(17): Agustín de Hipona (18): Lucas 7, 47