Por Javier Gaite
¿Cómo estás? Aquí estoy ante ti, sin saber muy bien que decirte. ¿Por qué tengo este bloqueo? ¿Por qué me está costando tanto verte?
Quiero hacer de nuestra relación algo especial. Tener esa confianza en la que se basan todas las relaciones. Me encantaría tratarte como cuando me estoy tomando una birra con un amigo. Quiero contarte mis penas, alegrías, ilusiones, preocupaciones… Hay días en los que te veo en todas partes: mientras pido un café en la uni, en la clase más aburrida del día o en el saludo de ese amigo que sencillamente me pregunta ¿Cómo estás?
Por el contrario, hay días en los que no te veo en ningún lado. En el fondo sé que no es tu culpa, no es que desaparezcas y aparezcas cuando quieres. Siempre estás ahí. Y es que muchas veces el no verte viene provocado porque solamente me veo a mí, mis cosas, mis problemas, mis objetivos…
En definitiva: Yo, Mi, Conmigo.
Quiero aprender a salir de mí, a no perder el norte y a tener claro el foco de mi vida. Cuando vivo despreocupado de mí mismo y empiezo a darme a los demás, es cuando empiezo a verte.