Déjame preguntarte algo. Quizás si te recoges te resulta más fácil responderte estas preguntas. ¿Cómo te imaginas a Simón Pedro, la mano derecha de Jesucristo? ¿Y a María Magdalena, la amiga de Jesucristo bañada en misericordia? ¿Te imaginas a Juan, el jovenzuelo de la pandilla? ¿Y a Marta, hablándole con tantísima confianza a Jesús?
Imaginarse, o mejor dicho, conocer tal y como eran los 12 apóstoles a través de los escritos del evangelio, es necesario para poder entender la misión del grupo de seguidores de Cristo, que Él mismo fue formando, llamándolos a esa vida nueva. ¿Y por qué entender la dinámica del grupo de los 12 apóstoles? Simplemente, porque tú y yo también queremos seguir a Cristo bien de cerca, ¿no es así? Y para formar parte de un grupo no vamos a conformarnos con seguir a esa masa desde lo lejos.
Cambia mucho el estar en la primera fila de seguidores, que en el remolque del final. Cada uno tiene su momento de llamada para formar parte de esa pandilla, pero nosotros, como humanos, podemos incitar y buscar estar en esa primera masa para no perdernos ni un solo gesto del mismísimo Jesucristo.
1. EVANGELIO
Para ser apóstol solo hay un truco: Vivir DEL, CON y COMO el Evangelio. Imagínate siendo el número 13 de los apóstoles. Ellos son humanos, muy humanos como tu y yo. Y cada apóstol es único, con misiones diferentes. Fíjate que Mateo, el recaudador de impuestos y poco social, fue un gran apoyo para Cristo con su meticulosidad, mientras que Pedro, el impulso y motor del grupo, fue un pedazo apóstol con su pasión; Simón el Celote, con su fuerza y valentía; María Magdalena, con su paz y misericordia, y podríamos seguir meditando todas las únicas e irrepetibles formas de ser de cada seguidor de Cristo.
960 Así como el clamor del océano se compone del ruido de cada una de las olas, así la santidad de vuestro apostolado se compone de las virtudes personales de cada uno de vosotros.
(Camino, librito de San Josemaría Escrivá)
Los que estamos aquí, cristianos del Siglo XXI, formamos parte de ese equipo, y hemos sido creados para misiones concretas y diferentes. Date cuenta que no hay tips ni reglas para ser un apóstol, simplemente es DISPOSICIÓN Y ESCUCHA en como Dios te quiere a ti como apóstol. Y el evangelio nos ayuda a ponernos en esa disposición y escucha de la voz del Señor. El «hacer apostolado» nos puede llevar a pensar que esto de ser apóstol es una lista de tareas o una especie de checklist que debemos ir haciendo o diciendo. Pero no es así. Es una actitud de vida, un modus vivendi.
2. AMAR
Por otro lado, meditemos que ser apóstol no es llevar la verdad embutida, seca y explicada con discursos o convencimientos, sino amar al prójimo tal y como Dios ama a cada uno. Me vienen a la cabeza unas escenas del evangelio en las que Cristo nos enseñaba amando infinitamente a los ciegos y a los sordos, a los enfermos y a los fariseos, a sus seres más queridos y a sus padres.
Cristo tenía momentos de discursos y de decir la verdad sin anestesia, pero sobre todo Él amaba. ¿Y cómo? Creando vínculo con todas las personas que se cruzaba, fuesen de la clase social que fuesen, de los intereses y gustos que tuviesen, de las enfermedades que llegasen a poder tener, incluso de si eran amigos o perseguidores. Los planes apostólicos tienen la raíz ÚNICAMENTE en el Amor, en Amar a Dios, tanto que tienes una necesidad de que los demás también le amen.
3. RESPONSABILIDAD
Si nos paramos a pensar sobre el momento en que Cristo les dijo a los apóstoles que cuando Él se fuera, serían ellos quienes tendrían que llevar a Dios a las personas. Párate y vuelve a pensar esto. Es fuerte. Les cae toda la responsabilidad a los apóstoles. Y tú y yo no somos menos que ellos, y por regla de tres tenemos también esa responsabilidad. Yo me imagino al Señor diciéndome: Tú estás aquí, te he despertado para que despiertes a otros. La gente busca felicidad y plenitud, y lo podemos notar en la universidad, en casa, en el supermercado de debajo de nuestra casa o en la peluquería. Buscan a Cristo sin saberlo. Y tú eres quien les llevará la figura de Cristo.
4. ORDEN y MEDIOS
Somos humanos y esto es una realidad. No tenemos alas ni tampoco estamos limpios de pecado. Y por eso mismo, en nuestras misiones apostólicas hay que poner de nuestra parte humana, pero no de «hacer» sino de REZAR. Poner orden y medios en la oración, no en la acción. Y una vez puestos los medios en la oración, llegarán los de la acción. Como me decía una amiga muy santa: un apóstol de verdad vive de rodillas, y es que si lo pensamos tiene toda la lógica del mundo porque el apóstol da lo que recibe del Señor, ¿Y dónde recibimos? En los sacramentos, en la oración.
961.- Es preciso que seas «hombre de Dios», hombre de vida interior, hombre de oración y de sacrificio. —Tu apostolado debe ser una superabundancia de tu vida «para adentro».
(Camino, librito de San Josemaría Escrivá)
5. SOÑAD Y OS QUEDARÉIS CORTOS (decía San Josemaría Escrivá, el santo de lo cotidiano)
Que de vértigo esa conversación, ese plan apostólico, ese gesto, ese ¿Cómo estás? a aquél amigo que sabes que después de preguntarle quizás te hace partícipe de su 3a Guerra Mundial que lleva dentro, es buena señal. Y es que los apóstoles somos unos locos, unos enamorados, y con el resto del mundo no vamos a ser diferentes, no vamos a ser personas tiesas que fingen no estar enamoradas. Por eso mismo, lanzarnos a la aventura es simplemente REGAR LA SEMILLITA que Dios pone en cada alma de los que nos rodea. No confundamos que no somos nosotros quien pone la semillita, simplemente la regamos. Y podemos elegir entre regar con un vaso de chupito o con un camión cisterna. Y ese camión cisterna es el soñar, el soñar alto mirando al cielo, mirando al Señor.
6. NUEVA VISIÓN APOSTÓLICA
Os voy a confesar que ha sido desde hace poco que he entendido un poco más lo que significa esto de ser seguidor de Cristo y es que siempre nos pasara lo mismo de no acabar nunca de entender al 100% lo que viene del Señor, como podría pasar con la vocación o con el mismo sacramento de la eucaristía.
Yendo al grano, todo esto que hemos ido meditando este ratito está muy bien para ir forjando nuestra alma apostólica, pero hay que fijar la mirada en que ser apóstol significa primordialmente VENERAR la imagen de Dios en cada alma. Y cuando decimos en cada alma es en cada alma: en la del vecino del quinto, en la de la amiga de la universidad que solo recibes golpes, en la de tu Madre que es santa, en la de todas las almas que el Señor te pone delante. Y es que si realmente tú y yo queremos ser el número 13 de los apóstoles, tenemos que fijarnos en QUERER a la gente tal y como son, siendo conscientes de que llevan dentro un pedacito de IMAGEN DE CRISTO. Todas las almas son un RASCA Y GANA, aunque algunas cuesten más de llegar al fondo y venerar esa imagen de Cristo, si rascas, con Fe y Esperanza, acabas encontrando el rostro de Cristo.
Marta A.