En la noche de fin de año la fiesta está asegurada. No es como cuando quedamos con nuestros amigos y luego, si surge, salimos de fiesta. Esto está más elaborado, y por eso sale mejor. Primero de todo, ya hay una discoteca a la que va todo el mundo. Además, como va tanta gente, hay que comprar entrada anticipada si quieres asegurarte poder entrar. Finalmente, es más fácil organizar un copeo porque sabes que todos van a llegar “después de la uvas”.
Pero aparte de fin de año, también hay noches de fiesta dignas de “recordar”: cuando hay un cumpleaños, el paso del ecuador de “los de medicina” o, cómo no, en fin de exámenes. Son eventos que hacen que la fiesta sea mejor, que vaya mucha más gente y que la disco ponga confeti o se haga algo especial.
Sin embargo, la noche de fin de año y los otros eventos que he nombrado pueden ser para nosotros algo más que un incentivo para salir de fiesta. Podemos buscar el sentido real de lo que celebramos y no reducirlo todo a una razón más para ir a la discoteca y ya está.
Estamos ante un evento que puede llenar una discoteca, pero también llenarnos a nosotros mismos. Aquí es donde esta noche nos ponemos a prueba porque podemos buscar solo la diversión o algo más.
Hoy, por ser la noche de Fin de Año, podemos recordar todo aquello que nos ha alegrado, los mejores momentos con los amigos, los proyectos realizados a lo largo del 2015. Por otro lado, el nuevo año que empieza nos hace ponernos nuevas metas y retos que nos ayuden a mejorar y a querer más a Dios y a los que tenemos a nuestro lado.
Así que puedes salir de fiesta porque es de noche, porque van tus amigos, porque “hoy se lía”, porque «quieres pillar» o porque te lo pasas bien… Pero si te lo planteas bien, ¡esta fiesta merece llenarte mucho más!
¡Feliz Año 2016!