Éste es un testimonio que publica la web de Opus Dei que adema´s de se muy bueno tiene anécdotas muy simpáticas.
“Desde chico nunca había pensado ser sacerdote, aunque sí que me empezaron unas inquietudes religiosas como en cuarto medio (18 años), pues por ahí leí un libro de una persona que iba a misa todos los días, y yo que encontraba que la misa era super fome (aburrida) dije: ¿Por qué alguien puede ir a misa todos los días? Entonces ahí me interesé mucho por la religión y quise entrar a la Universidad Católica, donde conocí a unos amigos muy buenos y en general ellos me ayudaron un montón.
Nunca había visto católicos coherentes. Me impresionó mucho comprobar que eran personas normales que les gustaban las mismas cosas que a mí: deportes, la Universidad, estudiar, salir, pero que también tenían una inquietud muy profunda.
Lo que más me gusta de ser sacerdote es en primer lugar, transmitir la misericordia de Dios, sobre todo a través de la confesión que es un sacramento precioso que a la gente le encanta: nunca he visto a una persona que se vaya peor después de confesarse.
Puedes leer el testimonio completo en este enlace de Opus Dei