El sexto Si de María nos prepara para el acontecimiento que vamos a vivir dentro de escasos días.
El inicio del relato de San Lucas nos dice: en aquellos días se promulgó un edicto de César Augusto…y José como era de la casa y familia de David. Conocemos perfectamente este pasaje y sin embargo hay un detalle de ese viaje de María a Belén que puede que no hayamos meditado muchas veces y es una duda que María alberga su corazón, ¿Cómo será acogido el Hijo de Dios?, ¿Quién vendrá a vernos? la respuesta a María la vamos a tener en los personajes que aparecen en el relato: el posadero egoísta, los parientes que van a lo suyo y los que acuden a la llamada: unos pastores. Son ellos los que descubren un secreto escondido: el triunfo de la humildad.
Años más tarde San Pablo se lo escribió a los hebreos: al llegar la plenitud de los tiempos, Dios se ocultó tras el rostro de un niño. La Majestad eligió la vulnerabilidad. Jesús, el Hijo de la Inmortalidad del Padre y de la Virginidad de la Madre, aparece, ante nuestros ojos, chiquitín. Jesús-niño, Jesús-adolescente: me gusta verte así, Señor, porque…me atrevo a más: Me gusta verte chiquitín, como desamparado, para hacerme la ilusión de que me necesitas, escribía San Josemaría.