Comenzamos hoy nuestra Novena de la Inmaculada, dentro del ambiente litúrgico del Adviento y de la fiesta de uno de los grandes apóstoles: San Andrés, el hermano de Pedro, el hijo de Jonás.
Pero el marco en el que nosotros nos queremos mover en esta Novena de la Inmaculada es la historia, el relato, de una Niña, de una adolescente. Una chica guapa, inteligente, valiente y elegante pero, no podemos olvidar, una chica de aldea. Una chica sin grandes posibilidades económicas y con ciertas carencias materiales. Sin embargo, una chica que desde niña ha decidido romper las reglas del amor y es que la peculiaridad de este relato es que vamos a vivir una gran historia de Amor, la historia de una mujer que supo decir que Si siempre a Dios.
Sin embargo, antes de comenzar nuestra historia tenemos que pedirle a María una Gracia para estos días: Madre, que estos días no nos distraiga nada, quita todos los sinsabores y amarguras, libéranos de prácticas envejecidas de piedad y haz que tengamos un corazón joven, un corazón con capacidad para poder soñar. Es verdad que cuando se levantan los corazones también se alcen las pasiones que buscan nuestra comodidad. Sin embargo, y esa es una de las claves de estos días, escucha el grito silencioso de tu Madre en tu corazón: levántate, no te quedes atrapado por el sillón, vuela alto. Ten deseos de ser grande y para eso hazte pequeño.
Vayamos con el primer Si de María. Este se produce cuando ella es muy niña.
Sus padres, Joaquín y Ana, la llevan en un viaje largo y penoso a Jerusalén. La llevan al templo porque quieren entregar a la más hermosa de las criaturas, el tesoro más preciado que tienen, aquel que una madre y un padre no les gustaría desprenderse, a su única hija al Creador. Y es que para Joaquín y Ana entregar a su hija al servicio de Dios es un honor y alegría.
A Elena, en cierta medida lo ocurre lo mismo que a María, ella es una chica alegre, sonriente, con los pantalones vaqueros rasgados por la rodilla. Ve que su vida está dando un vuelco y llega un día que da cuenta que Dios le pide más, le pide todo. Le pide que deje en un segundo plano su carrera de farmacia, sus campeonatos de tenis, el tomar el sol en las arenas de las playas de Marbella pero se da cuenta de todo lo que Dios le quiere y todo lo que puede hacer ella con Dios y ya no hay miedo para Elena porque ha comenzado su historia de amor con Dios.
Pero Elena, ¿No es una barbaridad seguir hoy en día a Dios?, pues si a los ojos del mundo parece una barbaridad y una locura pero cuando estas en mi piel es que ni siquiera cuesta.
En estos 9 días, quiero advertirte desde el primer día, se van a levantar esas 2 tendencias imponentes en el ser humano: ser generoso o ser egoísta. Vas a escuchar a María que te dice que vayas detrás de su Hijo y vas a seguir escuchando tantas veces, como le ocurrió a San Agustín, todavía no, todavía no.
Una petición de amigo, de sacerdote…pide fuerzas y escucha a María. Ella no es una amiga más. Ella es la amiga. Ella no es una madre más, ella es la Madre.
Elena se tiene que enfrentar con una enorme decisión, hablarlo con su madre. Al principio a la madre de Elena le pasa, como a Joaquín y Ana, el pesar de: es nuestra hija, y con lágrimas en los ojos tiene que decir que Sí.
La Novena, ya te lo digo desde el primer día, tiene un final feliz porque tú y yo estamos dispuestos a hacer como Jesús con María. Hacer lo que ella nos diga.