Definitivamente las vacaciones se han terminado, cuesta aceptarlo pero es inevitable. Ahora bien, podemos afrontar la realidad de dos modos muy distintos: con verdadera antipatía, pereza, desánimo… o por el contrario, con un profundo entusiasmo, ilusión, con ganas de encontrarnos con Cristo este curso.
Ahora todos estamos organizando el curso, las actividades que haremos, los planes más importantes, marcándonos objetivos… y ¿qué papel juega Dios en todo esto? ¿Qué rato le dedicaremos? ¿Será una actividad más de nuestra agenda o será el verdadero propietario de ella? Es decir, ¿ir a Misa, rezar, hacer apostolado se convertirá en un plan más, una actividad para llenar nuestro tiempo o el Señor será el verdadero dueño de nuestra agenda, el protagonista de todos mis planes? Esto es clave para afrontar el curso y para entender realmente el sentido de nuestro tiempo, de nuestra juventud, de nuestra vida en general. Cristo no es un plan más, una actividad más… ¡Él lo llena todo, lo abarca todo! No solo los planes de «Iglesia» sino nuestro estudio, nuestra universidad, nuestros amigos, nuestra familia. Qué triste pensar que el Señor es un plan más…
Es un regalo volver a empezar, ¿acaso no queréis ser testimonios en vuestro entorno de siempre? ¿Vivir la rutina con Cristo? Somos ¡tan afortunados! Podemos, si queremos y si Le dejamos, vivirlo todo con Él, por Él y en Él. Cuando nuestro día a día lo vivimos con Cristo, ¡qué aventura! Lo tedioso, lo aburrido, lo triste se vuelve alegre, maravilloso, pleno. Le podemos pedir al Señor que nos enseñe a vivir así, con Él. Que este curso no perdamos ninguna oportunidad de unirnos a Él, de conocerLe más. Visto así, ¿quién no tiene ganas de empezar ya?
Un gran santo decía «No antepongas nada a Cristo porque Él no antepuso nada». Creo que este podría ser el lema de nuestro curso. Cuando estemos desanimados, llenos de agobio, un poco perdidos… que nos acordemos que lo primero es Él. Que este curso seamos los primeros en amar, los primeros en estudiar, los primeros en entregarnos, los primeros en servir porque así lo hizo el Señor. Que Dios sea lo primero de nuestro día, lo más importante, que Él lo llene todo. Este año es un regalo, ¡no lo desaprovechemos!