Del blog del Padre Antonio María Domenech, Se llenaron de inmensa alegría
Corremos el peligro de imaginarnos las verdades sobrenaturales como totalmente desprovistas de tiempo. Como Dios es infinito, como existe desde siempre, como es también eterno, y los ángeles no se ven porque son espíritus, los hacemos poco parte de nuestra historia, o pocas veces parte de la historia.
Desde que Dios creó a nuestros primeros padres quiso meterse en el tiempo. Así ocurre con los relatos del Antiguo Testamento. Mucho más desde que la segunda persona de la Santísima Trinidad se hizo hombre. Y ¿por qué digo todo esto? Porque hoy es la fiesta de María Reina. Los misterios del Rosario ocurrieron en un tiempo concreto. El nacimiento de Jesús, la muerte en Cruz. Pues la Coronación de la Virgen María como Reina y Señora de Cielos y tierra, también.
Quisiera que meditáramos en la hermosa fiesta de santos y ángeles cuando llegó la Virgen. Hay un tiempo verbal inglés que se refiere al momento pasado ocurrido y que sigue ocurriendo, que no ha terminado todavía: Present Perfect Continuos. Si pudiéramos añadirle valor de futuro, podríamos aplicarlo aquí. La Virgen María fue coronada como Reina, es Reina ahora y, como dijo en Fátima: su Corazón Inmaculado triunfará.
¿Cuándo? Cuando Ella quiera. Los obispos son nombrados, después son consagrados y después toman posesión. Y esa fecha la eligen ellos, dentro del plazo que marca la Iglesia. Cuando sea coronada la Virgen tomará posesión de la Tierra toda. Cuando quiera, dentro del plazo que marque Dios nuestro Señor. Fue coronada, es Reina ahora y todavía tiene que triunfar. Es un tiempo que ocurre en tres momentos.
En cambio, en el día a día de nuestra vida, la Virgen solamente reina si nosotros queremos. Hoy le pedimos a Ella que reine en nuestras palabras, en nuestras intenciones, en nuestra familia, en cada una de nuestras casas. Déjale reinar en tu vida, y pídele que venga pronto el Reino de Cristo y que su Corazón Inmaculado triunfe. Los obispos disponen de tres meses para preparar su toma de posesión, Dios quiera que quede tan poquito tiempo para que triunfe.
Aunque, pensándolo bien, en ti puede reinar hoy, mañana, cada día.