Dejarse ayudar es dejarse querer. Y Dios quiere ayudarnos a alcanzar la Felicidad con Mayúsculas y para eso, entre otros medios, está la oración y la dirección espiritual.
Los consejos recibidos en la Confesión nos ayudan a concretizar las exigencias del evangelio a nuestras circunstancias concretas.