Aquí os dejamos hoy un post que escribió hace unos años Carlos Andreu en su blog y que siempre viene bien recordar:
Es evidente que como seres humanos que somos no somos perfectos, y que andamos por la vida arrastrando un montón de defectos. Algunos “se nos instalaron” de pequeñitos; otros nos los “descargamos” ayer mismo; y otros empezaremos a descargárnoslos mañana. Es ley de vida.
Sin embargo, en nuestro camino de mejora no podemos dejar que esos defectos –exceso de pereza, carácter fuerte, pérdida de motivación, falta de atención a los demás…- se instalen del todo en nuestro sistema.
En una excursión colegial un profesor pidió a un alumno que arrancara una pequeña planta que crecía a la orilla del camino. El chaval obedeció, se acercó a la planta y la arrancó de raíz. El profesor pidió a otro alumno que arrancara de golpe otra planta un poco más grande. Tuvo que poner más esfuerzo, pero consiguió arrancarla. A otro alumno pidió arrancar otra mayor, y le costó más, pero lo consiguió. A aquel a quien le pidió arrancar otra cuyo tallo ya era duro, le costó mucho más. El quinto alumno, aunque lo intentó, desistió del reto:
– Mire profesor, no puedo arrancar semejante arbusto.
Por eso, debemos empezar hoy mismo a luchar contras nuestros defectos si queremos salir vencedores. Si esperamos a que tengan raíces, será más complicado superarlos.
San Ignacio de Loyola, el fundador de los Jesuitas proponía revisar cada día en un examen de conciencia todos nuestros actos, para evitar precisamente eso, que la rutina oculte el crecimiento de malas hierbas.
¡Cuánto mejoraríamos si supiéramos eliminar nuestros defectos antes de que terminaran de instalarse del todo en nuestra vida!
Abre bien los ojos este fin de semana no vaya a ser que tengas algún zarzal en tu interior del que no te hayas dado cuenta.
http://www.carlosandreu.com/2016/05/27/no-lo-podras-arrancar/