He escuchado la entrevista que esta mañana ha concedido la Presidenta de la Comunidad de Madrid a Onda Cero y me ha sorprendido, no la afirmación, sino la argumentación de por qué una niña de 16 o 17 años puede abortar sin el consentimiento de los padres.
Ha afirmado: «Yo creo que tiene que abortar, desde luego. Una vez que una mujer tiene claro que no quiere salir adelante con ello, no puedes obligarla a llevar una vida contraria a la que desea». Es decir, que los deseos de una niña de 16 o 17 años se tienen que hacer realidad. Un ejemplo, imaginemos que una ley permita casarse a los 16 años, la niña de 16 o 17 años llega a casa con un chico que pertenece a un grupo terrorista islámico ¿Qué pueden hacer los padres, señora Ayuso? Acompañarla al altar.
Pongamos un caso menos extremo. Una chica de 17 años se ha sacado un dinero este verano dando clases particulares. Le encanta los cannabis y se pone a fumar en su habitación viendo la serie del Señor de los Anillos ¿Qué puede hacer su madre? Traerle la cena.
Señora Ayuso, no todos los deseos son buenos. Hay que formar, educar y, como ocurre con las señales de tráfico, dirigir.
Rober Tyrrel.