Una de las mejores cosas que podemos añadir a nuestro ritmo familiar es hacer de los domingos el día de la semana favorito. Puesto que este día es para el descanso que pidió Nuestro Señor está destinado a ser diferente a cualquier otro día de la semana.
Algunas ideas pueden ser:
1. Nada de compras físicas o en línea, ni siquiera ver escaparates. Esta es una enseñanza ininterrumpida de la Iglesia. Se debe evitar el comercio innecesario los domingos.
2. Ni deberes ni tareas domésticas innecesarias; claro que hay que lavar los platos y mantener la casa ordenada, pero nada de proyectos que no sean de ocio o tareas importantes, y nada de cosas relacionadas con el trabajo. Dejar la casa ordenada antes de acostarse el sábado.
3. Misa antes del tiempo libre y la liturgia más cuidada a la que podamos asistir; llegar con tiempo de sobra, nada de llegar agobiados.
4. Desayuno dominical en casa, pero desayuno de fiesta. Churros, chocolate, zumo recién exprimido, un buen bizcocho…
Si se ayuna de dulces durante toda la semana: no comer postres, dulces, etc. durante una semana normal (¡a menos que haya un cumpleaños o un día festivo especial!),cuando las galletas, los pastelitos y otras delicias salen los domingos, ¡tienen un gran impacto!
Disposición especial de la mesa del domingo: agregar manteles individuales, platos, tazones y algunos complementos para servir, solo para el domingo.
5. Actividad familiar por la tarde; juegos, paseo por la naturaleza, cine… algo relajante que no solamos hacer en un día cualquiera. Bandejas de bocadillos, palomitas de maíz, chuches… cosas sencillas que se pueden añadir, pero que no se suelen poner en un día normal.
Después de una agotadora semana, en la que llegamos muertos al final del sábado, necesitamos resucitar. He aquí la importancia del domingo. No sólo una resurrección física, (que el descanso va a impulsar), sino también espiritual.