Dios se le hizo presente en la enfermedad.

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En el portal de la Diócesis de Córdoba descubrimos tres testimonios a través de la sanidad diocesana.

Uno de ellos es el de Maribel Gómez, una enfermera que empezó a tener síntomas que parecían apuntar al temido coronavirus, algo muy razonable dada su profesión. Tuvo que se ingresada y pasados unos días descubrieron que su problema era de corazón por el que tuvo que ser intervenida.

«Soy consciente de que la vivencia de ese momento fue de un dolor tremendo para todos y le pedía a Dios que los consolara y los aliviara porque conmigo ya lo llevaba haciendo días. Me sentía acompañada por Él y por nuestra Madre que no me soltaba de su mano, de manera continua y dándome una fuerza increíble ante mi estado de salud». Relata que Dios le tocó el corazón al recibir la Unción de enfermos: «¡Qué pedazo de regalo nos hace Dios!» «El Sacramento me aportó fuerza, alegría y una paz que no podían venir de mí».

También descubrió que Dios le acompañaba a través de cada una de las personas que la visitaron antes de la operación; «venía a abrazarme, a darme su calor, a darme su Amor hasta tal punto que una de ellas me trajo una imagen enmarcada que había buscado y elaborado esa misma tarde. Reflejaba a Jesús abrazando a una persona y al pie de la imagen una frase que Jesús le dice: “Volvería a dar mi vida por ti”».

«Y tras la operación, Dios seguía ahí, acompañándome en el dolor, en las limitaciones físicas, y me dio la posibilidad de crecer en paciencia, en humildad, agradecimiento y Esperanza. He vivido como paciente sanitaria cristiana una Cuaresma distinta, una Pasión y Muerte de nuestro Señor especial: Él sufrió por nosotros lo indescriptible. Cuando tenía dolor siempre venía a mi mente la imagen de Jesús clavándole los clavos y me decía a mí misma que mi dolor era bastante menor que el suyo…De nuevo se hacía presente aliviándome.»

«Me ha tocado los ojos del corazón para poder amarlo más, vivir agradecida sus regalos diarios y dar testimonio de Él… los tenía que limpiar y como yo no sabía hacerlo bien, ha venido y lo ha hecho Él.»

Te recomiendo que entres en la Diócesis de Córdoba y leas completo este testimonio que es precioso.