Nos acercamos a la Pasión…

Semana Santa

Sin Autor

Estos días, a medida que nos acercamos a la Pasión, el Corazón de Jesús se va quedando cada vez más solo. Ya no hay multitudes que lo sigan, ya no hay aplausos ni entusiasmo. Aquellos que un día gritaban “Hosanna” empiezan a desaparecer en el anonimato. Incluso sus amigos más cercanos no comprenden del todo lo que está por venir. Jesús camina hacia el Calvario rodeado de gente, pero interiormente, va entrando en una soledad cada vez más profunda.

Su corazón siente el peso del rechazo, de la incomprensión, de la traición que se avecina. Cada paso que da hacia Jerusalén es un paso hacia la entrega total… y también hacia el abandono. A veces nos imaginamos su sufrimiento solo en términos físicos, pero antes de cualquier golpe, lo que duele es la soledad. El dolor de un Corazón que ama infinitamente y no es correspondido. El dolor de un Dios que se entrega por todos y que, sin embargo, no encuentra a nadie que vele con Él.

En Getsemaní, esa soledad se hará total. Jesús pedirá a sus discípulos que velen con Él, y se quedarán dormidos. Pedirá compañía, y lo dejarán solo. Pedirá fidelidad, y uno lo negará, otro lo traicionará, y todos huirán.

Hoy, Jesús quiere que tú estés a su lado, consolándolo. Puedes acercarte en silencio, sentarte a su lado, aunque no sepas qué decir. Jesús no necesita grandes palabras, solo quiere tu presencia. Quiere que le mires con ternura, que le digas con el corazón: “No estás solo”. Él sigue esperando que alguien, aunque sea uno solo, se quede con Él estos días. Tan solo para amarle. ¿Te animas a estar con Jesús? ¿A consolar su soledad con la sencillez de tu compañía? No hace falta que seas fuerte, ni perfecto. Solo que no te vayas. Quédate con Él. Solo eso. Quédate.

P. Jesús Silva