Derramar el perfume

Cuaresma

Sin Autor

Es Lunes Santo, unos seis días antes de la Pascua (Jn 12, 1-8). El Maestro ha ido a Betania, a estar con sus amigos. En Betania, Jesús ha resucitado a Lázaro (Jn 11, 43-44). Por tanto, Betania es el lugar en el que la muerte se ha convertido en vida. Es aquí donde se ha constituido la comunidad de Jesús. El Evangelio narra la presencia de Lázaro y sus hermanas. Aunque, sin duda, estarían también presentes los Apóstoles.

Marta servía, muy metida en su papel. Mientras tanto, María, estaba a los pies de Jesús. Tomó una libra de perfume de nardo, «auténtico y costoso», con el cuál «le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume». El hecho de que Juan haga hincapié en lo auténtico y costoso del perfume, alude sin duda a la entrega total ante Dios. María le da lo mejor que tiene al Divino Maestro, sin reservarse nada para sí. ¿Acaso no debería ser así el seguimiento a Cristo? Una entrega sin reservas, dándoLe lo que somos. María está representando a la comunidad cristiana.

San Juan Crisóstomo, en su Homilía 65, expone que María «le tributaba honor sólo a Él, y se le acercó no como a un hombre, sino como a Dios. Éste es el motivo por el que vertió el ungüento y lo enjugó con sus cabellos». Y así debe ser nuestra vida: tributarLe honor solo a Él, y no a tantos falsos dioses que nos buscamos. Hemos de dejar a Dios ser Dios en nuestra vida, y darLe ese lugar que sólo a Él corresponde.

Por el contrario, contrasta la actitud de Judas, que se queja del coste del perfume. Esta queja no está motivada por un amor a los pobres, sino por un corazón frío y distante. Judas era quién custodiaba la bolsa, por tanto, actúa movido por la codicia. Ésta es la actitud del corazón cerrado, que no Le da a Jesús el lugar que Le corresponde.

María, ha anticipado, de alguna manera, todos los honores que se han de tributar a Cristo después de muerto. Ese perfume es símbolo del amor de la comunidad por Cristo. La unción de los pies a Jesús es señal de acogida, y recuerda al lavado de los pies que el Maestro hará a sus discípulos en la Última Cena (recogido en el evangelio de San Juan). Y ese perfume es el amor, que tiene como centro a Cristo y que «llena la casa», es decir, se hace extensivo a todos, y ayuda a crear el ambiente de comunidad. Sin embargo, la actitud de Judas denota que no todos aceptan el mensaje de Cristo. Judas está demostrando que, ni Jesucristo mismo merece un amor total.

Por tanto, el derramamiento del perfume es el homenaje que rinde la comunidad a Jesucristo, el vencedor sobre la muerte. Cuando llegue el momento de la muerte de Jesús, deberán renovarlo. Y es a través de Su muerte como Cristo va a vincularse con los pobres, oprimidos y perseguidos de este mundo.

En Betania, la comunidad muestra y mantiene su adhesión total a Jesucristo, que se prepara para mostrársela en el momento de su muerte.

Por tanto, tenemos dos opciones: acoger el aroma del perfume, y entregarnos a Cristo, buscando ser sus seguidores, como María; o, por el contrario, preferir venderlo por trescientos denarios y hacer oídos sordos al Maestro, que nos llama a estar con Él. Tú decides.

Jorge Hernando 
@jorgehm.01