Muchas personas que me conocen saben muy bien que con este titulo empieza mi frase favorita, y creo que es válida para retomar poco a poco buenos hábitos que había dejado atrás.
Últimamente he sentido mucho cansancio físico, mental y espiritual, y decidí empezar a reflexionar sobre esto y llegué a la conclusión de que no he estado viviendo según esa frase, porque la segunda parte de ella es “No cansa, ni se cansa”, ese sentimiento de cansancio y dejadez sin lugar a dudas ha llegado a mi vida para recordarme por qué debo amar en todo momento, y también para demostrarme que cuando no lo estoy haciendo, todo se siente más pesado.
Hoy, con este sentir, anhelo amar más y creo que la base para poder llegar al punto de no cansancio ni cansar radica en darle de beber a esa sed de amor donde nos entregamos al extremo en cada una de nuestras labores.
Sé que no es fácil porque es algo que estoy viviendo, pero también es necesario recordar ese amor que debemos dar en nuestro día y empezar poco a poco con acciones conscientes que caen ideales para este tiempo de cuaresma, como dedicar un día a no que quejarse de nada, y otro a dar comida a alguien necesitado. Pero haciendo cada vez más recurrentes éstas para que en un punto las hagamos en automático y ese amor crezca más en nosotros y podamos vivir con un alma que no cansa ni de cansa. Obviamente teniendo en cuenta que Dios es ese amor y motor para alcanzar este objetivo.
José Delgado