Expresiones

Cambiar el mundo

Javier Pereda Pereda

La cultura popular ha acuñado numerosas expresiones tomadas de la Pasión de Jesús de Nazaret. Son palabras y gestos de la Sagrada Escritura que utilizamos en la vida cotidiana. Así, realizar algo “de pascuas a ramos”, entre el domingo de Resurrección y de Ramos.

De los personajes que intervienen en el momento más decisivo para la humanidad, destaca el juez romano Poncio Pilatos. El gesto que escenificó sentado en la silla judicial, en el lugar que en griego se llama “Lithóstrotos” (embaldosado) y en arameo “Gábbata” (sitio elevado), en el pretorio, con el alboroto del pueblo, y los sumos sacerdotes Anás y Caifás, ha traspasado fronteras. Después de haber proclamado en cuatro ocasiones la inocencia de Jesús —“soy inocente de la sangre de este justo, allá vosotros”—, y para acallar cobardemente su conciencia, pidió agua y de aquí la expresión de “lavarse las manos como Pilatos”.

Antes, el prefecto romano había intentado otros recursos para poner en libertad a Jesús. Pretendió inhibirse de su competencia de jurisdicción territorial, declinando a la del tetrarca de Galilea, Herodes, porque a Jesús lo llamaban galileo. Su padre asesinó a los “santos inocentes” y él degolló al primo de Jesús, Juan Bautista. De ahí “ir de Herodes a Pilatos”, “pasar un calvario” o “un viacrucis” desde la Puerta Judiciaria al Gólgota o lugar de la Calaveras.

Después de que el Salvador manifestara que había venido al mundo para dar testimonio de la verdad, Pilatos replicó con displicencia: “¿Qué es la verdad?”. Pregunta que se formula todo hombre, y no sólo los filósofos, a lo largo de los tiempos. La verdad para Pilatos no tenía que ver con la realidad o la justicia, sino con la conveniencia, con lo que dictaba la mayoría.

Prototipo de demócrata, que diría Kelsen, propuso al pueblo judío un indulto para Jesús —ello supondría su culpabilidad—, cambiándole por Barrabás, un ladrón homicida. Esto se denomina, en su doble acepción, “hacer una barrabasada”.

El juez romano azotó brutalmente a quien era la justicia y la libertad, para después presentarlo al pueblo: mirad a vuestro Rey, “he aquí el hombre”. El “ecce homo” no movió a compasión al Sanedrín, que dictó sentencia de muerte antes de juzgarlo, por envidia y el odio, pues veían peligrar su poder religioso, político y económico. Fue el pretor quien colocó en lo alto de la cruz el motivo de la condena “INRI” (“Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum”), Jesús Nazareno el Rey de los Judíos, en hebreo, latín y griego; de donde surge la expresión coloquial “para más inri” o escarnio. Ante las protestas de los judíos a este título, les contestó: “Lo escrito, escrito está”, para no cambiar lo hecho.

A otros personajes se les atribuyen expresiones de “llora como una Magdalena”; de sus pecados, porque fue más grande su amor. Fue “la apóstol de los apóstoles”, al ser la primera en anunciar la Resurrección. Estaba junto a la cruz de Jesús, quien acudió con mansedumbre y abandono “como oveja llevada al matadero”. “¡Qué cruz!” (3,50 x 2 m.).

Allí, Dimas, el buen ladrón, “le robó el corazón a Jesús”. La hemorroísa, Berenice o Verónica, limpió con un velo “el santo rostro” de Jesús; la terminología taurina copia este término para indicar el lance en esperar el torero la acometida del toro con el capote abierto con ambas manos.

También es célebre el apóstol que entregó al Maestro por “30 monedas de plata” (precio de un esclavo), en el Huerto de los Olivos, con la señal acordada de un beso: “Eres más falso que el beso de Judas”.

Allí el “Príncipe de la Paz” conminó a Pedro a guardar su espada, después que cortara la oreja a Malco: “El que a hierro mata, a hierro muere”.

La valentía de Cefas se torna en cobardía al negar al Maestro en tres ocasiones, antes de que gallo cantara dos: “en menos que cante un gallo”, a las 12, las 3 y las 4.

Como el “buen cirineo”, queremos ayudar a llevar la cruz a Cristo. Pero como al apóstol Tomás nos falta fe: “Si no lo veo, no lo creo”; porque necesitamos “meter los dedos en las heridas de los clavos y la mano en su costado”.

Con María “estaremos más contentos que unas pascuas”, ante la alegría de la Resurrección del Hijo de Dios.