Este tiempo de 40 días nos recuerda la importancia de la humildad, el arrepentimiento y la conversión, buscando una renovación espiritual que nos lleve a la Pascua con un corazón más puro y dispuesto a vivir de acuerdo con los valores del Evangelio.
La oración y la reflexión durante este período nos da el espacio necesario para descubrir la paz y la tranquilidad que vienen de una relación más profunda con Dios y su divinidad.
Durante toda nuestra vida, el diablo, reconocido por la religión cristiana, nos tienta y nos empuja a abandonar a Jesús, a abandonar su camino, es por ello que tenemos, todos los cristianos, que seguir el mismo camino de Él, superar esas tentaciones que tuvo en el desierto durante los 40 días.
Debemos ser humildes, salir vencedores como Él lo hizo. Echémosle ganas, hagámoslo con coraje y con la fuerza que Dios padre nos da y nos envía, que no nos de vergüenza hacerlo, digámosle al mundo quienes somos y quién es nuestro Dios.
Mario Rodríguez Lagar
@mariorl03