Cuaresma y un “camino que sigue y sigue”

Cuaresma

Sin Autor

Cuaresma significa 40 días, cuarenta días antes de subir al Gólgota, hasta aquí, nada nuevo que no sepas. Tolkien nos narra a su manera fantástica el camino fundamental del Cristiano, “carga con tu cruz y sígueme”.

Frodo se ofrece voluntario y ser él el que se inmole para destruir el anillo (Nadie me quita la vida, sino que yo la doy por mi propia voluntad). Esta decisión le hace tener que rodearse de 8 compañeros de distinta índole y procedencia y con motivaciones cada una más particular que la anterior.

Al igual que Jesús, Frodo sabe que esta misión “reclamará su vida” y que debe de hacer un camino rodeado de gente, pero solo. Ese camino de soledad cuaresmal lo llevará a experimentar la traición de los que él considera sus compañeros. El rechazo y la incomprensión de los que se va encontrando en su camino.

Las heridas que deja la misión, que deja este camino, son heridas mortales que dejarán huella para siempre en nuestro protagonista. Contra más cerca está su Golgota personal, más densa y cruel se vuelve la oscuridad, contra más cerca está el Monte del Destino, más pesada se vuelve la carga, y más aminoran las fuerzas.

El cireneo de Frodo (Sam) tiene que apoyar el hombro porque ve que su amo ya no puede. Llega el momento de tirar el anillo, llega el momento de estar frente a frente contra aquello que más temías, tienes delante tu Cruz, desnudo y a pecho descubierto. La historia podría terminar aquí, el anillo es destruido y Frodo queda herido de muerte para siempre.

Pero siempre Tolkien nos habla de su eucatástrofe, de ese giro inesperado para que todo termine bien. Llega el momento de partir a los puertos grises, llega la alta mar. Tolkien no elabora a un Frodo que termina sin heridas y sin una huella que deja marca. Todo lo contrario, Frodo queda marcado de por vida (aquí tienes mis manos y mi costado), pero quedar marcado, significa que efectivamente has recorrido tu cuaresma, caminar significa quedar marcado, heridas más grandes o pequeñas, pero marcas.

Llegar a Valinor (cielo) no significa que fuera fácil, que no dejará ni marcas ni dolor, llegar a Valinor, implica caminar. Te hago una pregunta, ¿Quieres ir al cielo? ¿Quieres tu experiencia de “resucitado”? Pues haz de tu vida una cuaresma eterna, y que el camino, siga y siga…

Antonio Contreras
@feenlatierramedia