En 1949 nació el quinto hermano de Jorge Bergoglio. El que después sería el Papa Francisco era y es el mayor de sus hermanos, pero entonces tenía trece años.
Su padre estaba muy cansado, y Jorge adivinó su preocupación. Por eso le recordó a su padre su enseñanza de que el corazón de una persona son sus ojos, y a él se le veía desbordado. La razón era que su esposa iba a estar una temporada enferma, como consecuencia del parto.
Jorge entonces tomó la iniciativa de preparar la comida para la familia. No sabía hacerlo, pero estaba dispuesto a suplir a su madre, en lo que hiciera falta. Una primera manifestación de generosidad, a la que luego seguiría su sí a Dios, a través de su vocación sacerdotal.
Muchos años después tiene la mayor responsabilidad en la tierra, la de ayudar a querer más a Dios a todos los cristianos, incluso a todos los hombres.
En breve celebraremos el doce aniversario de su elección, el día trece. Seguro que la felicitación que más nos agradece es que sigamos rezando por él, como ha dicho desde el primer día de su pontificado. Ahora, principalmente, por su salud.
Rafael de Mosteyrín Gordillo
