Elena Abadía

Empieza la Cuaresma, tiempo de preparación para la Semana Santa. 40 días para acompañar a Jesús con nuestros sacrificios, limosnas y ayunos en reparación por nuestros pecados y los del mundo entero. 40 días en los que poco a poco nos acercamos a la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.

Hoy he leído que el Santo Cura de Ars todos los domingos predicaba la misma homilía. Decía: «Si sólo supieras cuánto Jesús te ama en el Santísimo Sacramento, te morirías de felicidad. ¡Jesús está realmente ahí!». Y es que el «truco» para acompañar a Jesús en estos días, sin volverse loco del dolor, es la esperanza de la resurrección. Jesús resucitó y está ¡VIVO! en el Santísimo Sacramento del altar. Es el mismo que curó a Lázaro o a la hija de Jairo, el que curó a la hemorroisa y perdona los pecados. «En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios» (Jn 1,1) y vive entre nosotros.

Por eso, porque vive, no de forma simbólica sino real, puedo tener una relación personal con Él. Acercarse al Santísimo Sacramento es acercarse a la Cruz, la humanidad entera es redimida en Ella.

Mis horas ante el Sagrario postrada ante Él, amándole y dejando que me ame, son horas en las que me transforma, me santifica, me cristifica, me prepara para salir al mundo. Mirándole adquiero sus rasgos; amándole, su corazón; imitándole, adquiero poco a poco su capacidad de darme a los demás, hasta gastarme, hasta vaciarme de mí para que sea Él quien viva en mí (Gal 2,20) dando la vida por los demás si fuera necesario.

«El triunfo de la cruz es la misericordia que obtenemos del Santísimo Sacramento, que sella a todos y a cada uno de nosotros, con la Preciosísima Sangre de Jesús.» (Padre Josefino S. Ramírez).

¿Quieres acompañar a Jesús esta Cuaresma? Pasa todo el tiempo que puedas en oración ante el Santísimo Sacramento: Él hace nuevas todas las cosas.