¿Qué valores vale la pena transmitir a los hijos?

Cambiar el mundo

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Queridos hijos:

La semana pasada preparaba una sesión para un curso de padres y el título era “¿Qué valores vale la pena transmitir a los hijos?”. Me hizo repensar en varios temas llenos de matices que os paso a comentar, por si os pueden venir bien.

Primero pensaba que hablar de valores dice muy poco en educación. Todo el mundo educa en valores. Cada persona tiene unos valores que siendo consciente o no, rigen su vida. Es algo totalmente subjetivo. Valores son la laboriosidad, la solidaridad, el dinero, la fama, la generosidad, la salud, el deporte, la sinceridad,… Todo lo que uno valora, como su nombre indica, son valores.

Por eso prefiero hablar de valores cristianos o virtudes, que es el marco donde me sitúo yo y creo que también las personas a las que iba dirigida la ponencia.

Seguidamente me venía a la cabeza el fin primordial de la educación, del que creo que ninguno tenéis duda porque os he taladrado mucho con el tema: el fin primordial de la educación es enseñar a querer.

En la sesión con los padres les pedí que pensaran cómo veían a sus hijos de Primaria dentro de 15 ó 20 años. Cómo les gustaría que fuera su vida, su estilo de familia, su situación… Partimos de que todos queremos que sean felices, eso no lo dudamos nadie y es en lo único en que siempre estamos todos de acuerdo. Pero tenemos que pensar qué consideramos cada uno, desde nuestra experiencia y nuestro amor a los hijos, que puede ayudarles a conseguir ser más felices. De esa manera y sólo entonces podremos fijar nuestra escala de valores, nuestra jerarquía, nuestras prioridades o cómo queráis llamarlo en la educación. Con la meta clara es más fácil ver qué virtudes y valores son las más adecuados para transmitir a nuestros hijos y que logren esas metas.

Por ejemplo, si nuestro objetivo es que sea jugador de élite le llevaremos a un club deportivo, con los mejores preparadores, disciplina, tiempo para ello. Si lo que quiero es que sea artista puedo llevarle a algún casting y fomentar los talentos o cualidades que pueden llevarle a ello. Y si nuestro objetivo es que sea astronauta, igual nos vamos a vivir a algún país que potencia viajes a la luna. Todo lo que hagamos y elijamos para ellos va a ir marcando en mayor o menor medida lo que será su futuro. Por eso tenemos que tener muy claro qué queremos de ellos, qué es lo que creemos que puede ayudarles a ser más felices. Y ya con el objetivo claro, ponemos los medios y vemos las virtudes y valores necesarios que tendrían que desarrollar para conseguirlos.

El objetivo que papá y yo teníamos para vosotros, lo que nos gustaría que pasara cuando fuerais mayores era:

  1. Hijos que rezaran, que fueran piadosos y que Dios fuera lo primero en su vida.
  2. Hijos con familia tradicional y trabajo estable.
  3. Hijos que quisieran venir a casa. No sólo por nuestro bien, sino también porque creemos que el amor a la familia es fundamental para vuestra identidad y futura familia.

Esta ha sido siempre, en ese orden, nuestra jerarquía y los valores/ virtudes a transmitir nos valían cuando casaban con estos fines. (A) Por eso fomentábamos que rezarais y fuerais a campamentos, colegios, clubs, amistades que rezaran, y por supuesto rezábamos en casa.

(B) Por eso nos formábamos e intentábamos ser una familia alegre y luminosa y por eso cuando elegíais carrera nos daba igual una que otra. Lo importante era que trabajarais mucho en ella. También veíamos en casa dibujos animados y más tarde películas de familias que respondían a este modelo. (C)También por eso nos preocupábamos unos de otros y eran muy importantes las celebraciones y encuentros familiares. Intentábamos hacer planes familiares y pasarlo bien en casa para que siempre fuera un refugio seguro, un lugar al que te gusta volver. Y el buen ambiente familiar pedía y pide tratarse muy bien unos a otros. De pequeños no era fácil y hubo algún momento en la adolescencia en que más que hablaros os gruñíais entre vosotros, pero insistiendo y con el esfuerzo de todos logramos la convivencia amable. Es bueno no pasar ni una en este tema a los hijos. Nadie en casa puede contestar ni hablar mal a otro.

Todo esto porque creíamos que os iba a ayudar a ser felices, cómo nos había ayudado a nosotros.

Teniendo esas prioridades como valores que queremos transmitir, se necesitan unas virtudes cristianas que ayudan a ello como: piedad, humildad, generosidad, espíritu de servicio, obediencia, alegría, laboriosidad, agradecimiento, reciedumbre, amabilidad,…

Y para mayor eficacia: Primero elegir un colegio en sintonía a tus valores, después buscar un lugar idóneo para el tiempo libre y sobre todo luchar nosotros por mejorar en esas virtudes.

Podemos añadir, si vais sobrados y como denominador común, no dejar nunca de formaros vosotros, ser coherentes y valientes. Coger el toro por los cuernos (que decimos en mi tierra) en las situaciones conflictivas que se van a ir presentando.Todo esto queriéndoos cada vez más vosotros y queriendo a vuestros hijos no sólo mucho, sino bien.

Después de todo esto quiero hacer hincapié en lo esencial: rezar mucho por ellos y confiar en Dios, que va a llegar donde vosotros no lleguéis.

Un besazo muy grande a todos y papá y yo respiramos tranquilos porque os vemos a todos “muy bien empistados”.

Os quiero mucho.

mamá