Rodando por la vida

Testimonios

Elena Abadía

Hoy día malo físicamente, lo que serían las pepitas de hierro.(En contraposición a las pepitas de oro de las que habla @EGMaiquez) Un poco harta de tanta pepita y de tanto hierro. Luego leo vidas ejemplares como la de Pedro Ballester y se me pasa. Pedro tiene frases épicas, (que dirían mis hijos): “Recemos (por su curación). Pero si no hay curación habrá Cielo. Cualquiera de las dos opciones es un éxito”. O “No sabemos cuándo vamos a morir, pero hasta entonces tengo mucho que hacer”. Yo tengo mucho que hacer también, espero tardar en morir.

Ayer me olvidé de apuntar dos cosas buenas, una que mi hijo A. ha ganado un concurso de cuentos y otra que M., el mayor, ha pasado a octavos en TDExperience, un torneo de debates, y aunque el no ha ganado finalmente si lo ha hecho su cole. Muy contento.

Ahora, a hacer la cena, a preparar rosarios de Rosary’s Gift y a dormir.

Antes de dormir, viene M. a contarme anécdotas del cole: su amigo JG parece ser que no se le dan bien los idiomas y mañana tienen examen de fonética catalana lo que para el pobre chaval es un drama. (y para cualquiera, casi). Me ha empezado a contar los diferentes «pronoms febles» — pronombres débiles — y su sonidos casi indistinguibles unos de otros y nos ha entrado un ataque de risa con lágrimas incluidas que ha transformado las pepitas de hierro del día de hoy en pepitas de oro. ¡Bendito hijo!

Ha sido un buen día. Gracias, Dios mío.