Declaración de fin de año

Cambiar el mundo, Navidad

Sin Autor

Amo a Dios, a Cristo verdadero Dios y hombre, aunque me cueste entender, amo a mi familia, a mis amigos y amigas, a mis alumnos y alumnas, a mis colegas, a la Iglesia que es una barca muy modesta pero que tiene la promesa de vencer al maligno y de llegar al final de los tiempos, amo a los judíos hermanos mayores en la Fe, a los musulmanes de buena voluntad, a los budistas, a los hindúes, a los protestantes anglicanos, amo la libertad, detesto la acusación injusta, la mentira, la manipulación, soy conservador y liberal, pecador que se confiesa, sospecho de mí mismo y me gusta rectificar cuando hay que hacerlo, tengo más dudas que certezas, pero no renuncio a pensar, a decir lo que pienso a todos los vientos.

Amo a los gays, a los animales, a las plantas, la biodiversidad, el multiculturalismo, pero creo en la justicia como el arte de dar a cada uno lo suyo, amo la vida que empieza en la tierra, amo mi tiempo, amo a los enamorados de veinte y de ochenta, amo a mi patria sin nacionalismo. He aprendido a reírme de mí mismo , a dar razón de mis esperanzas, y mirando atrás veo que todos los puntos que forman la línea de mi vida tienen sentido.

Sé que soy vanidoso, apasionado, acelerado, demasiado sincero para los usos del prohibido fumar y lo políticamente correcto, pero no renuncio a mis convicciones que son sagradas. Procuro acercarme de rodillas a la conciencia ajena, no juzgar, pero no renuncio a la verdad, a la belleza, al bien. Hay mucho más de bueno en el mundo y en los hombres que de malo, siendo bárbaro lo mal que funciona esto. Amo a mi Madre María Santísima a quien pido me ilumine y me ayude. Cara a cara, contracorriente, sin retorno. Amo a todas y todos los que pasan por aquí, aunque no piensen y sientan como yo. Gracias, he dicho.

Daniel Tirapu

Publicado en Religión Confidencial