Fernando Gallego

Muchas veces viene alguien al confesionario y después de una agradable conversación y después de hablar detenidamente de la oración me preguntan: ¿Qué libro me aconseja para llevarme a la oración? Hay libros buenísimos y pueden ayudar mucho, no hay ninguno mejor para rezar que el evangelio.

Sin embargo cuando me hacen esta pregunta les aclaro que leer no es rezar.

Rezar es dialogar con Dios-Padre a través de su Hijo, Jesucristo y, con la ayuda, del Espíritu Santo.

Veo, en ocasiones, personas que se pasan 15 o 30 minutos sentados en un banco de la Iglesia leyendo y, todo vale, pero lo importante es dirigirse a Dios.

Ya lo decía San Pablo: la Fe viene por la escucha, el diálogo, y no por la simple lectura aunque leer ayuda.