Nunca me han gustado las películas de miedo. De hecho cuando alguien me invita a ver una de esas películas de terror me excuso de un modo muy cortés.
Tengo que reconocer que en una ocasión tuve que ver una y que me pase media película con un cojín entre los brazos para no ver, ni escuchar lo que pasaba.
Pues mira, hay veces que veo a algunas personas que van con un cojín parecido a la Iglesia. No quieren ver, ni oír lo que Dios quiere decirles no sea que les de un buen susto.
Es verdad que cuando vamos a rezar puede que Jesús nos dé un susto de los buenos, pero no es para atemorizarnos, sino para asombrarnos con el amor con El que nos ama. De hecho, seguro que te acuerdas, cuando el Ángel Gabriel se aparecido a María y ésta -como no pudo ser de otro modo- se asustó, le dijo: no tengas miedo; el mensaje del Ángel era para hacerla feliz a ella y a toda la humanidad.
Por favor cuando vayas a rezar no te pongas tapones ni tampoco un antifaz que te Impidan escuchar y ver a Dios.