Clarissa es hija de un militar austriaco, estricto y celoso de su trabajo e investigaciones, un digno representante del Imperio. Después de pasar por el internado habitual para señoritas, la joven conoce en Lucerna un joven francés de ideales socialistas del que se enamora.
Las obras de Stefan Zweig raramente defraudan. Junto a grandes novelas y ensayos, destacan sus cuentos, relatos breves bien construidos, con personajes creíbles, en los que el autor vienés expone sus ideas humanistas. Los últimos años de su vida y las decepciones sufridas a raíz de la Primera Guerra Mundial y la tiranía nazi se reflejan de modo especial en muchos de sus escritos.
Clarissa es un ejemplo muy significativo de esta producción literaria. La protagonista, hija de un general del imperio austrohúngaro, pasa sus años de juventud en un exclusivo internado, en donde destaca precisamente por no llamar la atención en absoluto. Los acontecimientos políticos previos a la Gran Guerra la llevan a dejar el colegio y empezar a trabajar al mando de un médico y psicólogo, que tendrá una gran influencia en su vida y en sus decisiones. Durante un congreso de pedagogía en Lucerna conoce a un maestro francés, con quien vive su primer romance. El mismo día en que comienza la guerra se ven obligados a separarse.
Muchos de los cuentos de Zweig, y también este, concentran su intensidad en pocos episodios de la vida de sus protagonistas, dejando abierto el principio o el final. Es como si el autor no considerara necesario extenderse para expresar su mensaje. En esta «Novelle», como se llama en alemán a este género literario, se expone el choque de las ideas humanistas de algunos de sus protagonistas con la realidad desestructurada y banal de la guerra, de la que Zweig subraya sus aspectos más negativos. Muy recomendable.
Reseña de Javier Canals para Club del lector