Carta de un homosexual al padre James Martin

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ME ESTAS HIRIENDO PADRE JAMES MARTIN:

Por favor, padre James, sabe que no te estoy atacando. Solo quiero ser abierta y compartir mi historia, y abrirte mi corazón.

Quería dirigirme a ti, con la esperanza de que puedas leerme y consideres algunas de las cosas que tengo que decirte. Tal vez sea joven, tal vez no sea tan inteligente, pero vivo con esto, vivo con la atracción a personas del mismo sexo todos los días, y todos los días es una batalla.

Sé que te preocupas por tu rebaño y sé que te preocupas mucho por la comunidad LGBTQ.

Sé que quiere hacer cosas buenas, pero soy sincera, padre James, no creo que todo lo que estás haciendo y diciendo nos esté ayudando. En realidad me estás lastimando.

Me encuentro parada en este puente que querías construir con tu libro, pero se está derrumbando debajo de mí. Está cayendo bajo el peso de todo lo que sé que es verdad, bajo la bondad, la verdad y la belleza de la verdadera Iglesia Católica y sus enseñanzas.

Entiendo lo que querías hacer con tu libro, pero no puedo estar de acuerdo con todo lo que has dicho.

Hay muchas cosas por las que podría hablar, pero quiero centrarme en un elemento en particular, el llamado de las personas con atracciones del mismo sexo a la castidad y la santidad.

Por encima de todo, soy una persona, no una homosexual. Solo hay tres tipos de personas: divinas, angélicas y humanas. La persona humana no puede ser reducida a su orientación sexual. Mi identidad es la de una hija amada de Dios, y no se puede rebajar a nada más.

Debido a mi naturaleza como persona humana, soy Creación de Dios y solo suya. Dios me hizo para Sí mismo y me llama a acercarme a Él en esta vida para que pueda permanecer con Él para siempre en la próxima.

Para permanecer con Dios, debo seguir sus mandamientos y las enseñanzas de la Santa Iglesia Católica. Si voy a seguir las reglas establecidas para mí, tengo que saber cuáles son. Lo que realmente son. Ninguna versión diluida de la fe me llevará al cielo.

Siento que no estás seguro de decir que actuar de acuerdo con la atracción hacia el mismo sexo es algo malo. Eso es incorrecto, padre. El diseño de Dios para el amor conyugal no incluye la unión del hombre con el hombre o la mujer con la mujer. Simplemente no funciona porque es antinatural.

El matrimonio no es un invento hecho por el hombre, y por lo tanto no nos compete a nosotros definirlo. Dios quiso que el matrimonio fuera entre un hombre y una mujer, ¡incluso la anatomía humana puede dar fe de eso! Si comenzamos a negar esta verdad, perdemos de vista quiénes somos, y negamos el plan de la Sabiduría de Dios, lo cual es inaceptable.

Hay una crisis de identidad que está causando estragos en la comunidad LGBTQ + en este momento, porque basamos nuestras identidades en nuestra atracción hacia las personas del mismo sexo. ¡Somos mucho más que eso! Yo no soy homosexual en primer lugar, sino una persona que es hija amada de Dios. Soy mucho más de lo que es mi atracción y mi orientación sexual.

Llamar a mis deseos sexuales ‘objetivamente desordenados’ no es ‘innecesariamente cruel’. Si deseo algo que no va a contribuir a mi santidad, entonces me hace quedar insatisfecha. No puedo entender y cumplir el plan de Dios para mí al ‘satisfacer’ un deseo que puede llevarme al pecado y por ende a la muerte eterna. Todos tenemos deseos que no deberían cumplirse; y deseamos cosas que no podemos tener. Mi deseo de dormir con una mujer no es diferente a eso. No es cruel, es lo que necesito escuchar, es la verdad. Necesito que me digan que el sexo homosexual es malo, es antinatural, porque esa es la verdad mas pura y plena. Necesito que me alejen del pecado y me ayuden a vivir la santidad, no que me justifiquen mis pecados ni mis vicios.

Muéstrame respeto recordándome a mí y a mis hermanos y hermanas quiénes somos y todo lo que estamos llamados a ser.

Llámame por lo que soy, llámame hija de Dios, amada por Dios y llamada a la grandeza más allá de lo que yo pueda entender. Ve mi valor como persona humana, y no me reduzcas a mi orientación sexual.
Muéstrame compasión caminando conmigo y llamándome a la santidad, porque la santidad es para todos.

Tú hablas de como las personas homosexuales son ‘discriminadas injustamente’ de muchas maneras’. Esto es verdad. Pero me atrevo a decir que alimentarnos una versión diluida del Evangelio también es una discriminación injusta. Es injusto que tú me digas que no soy capaz de ser santa y vivir en castidad.

Llámame a la castidad y santidad. Dime que puedo pelear, y soy lo suficientemente fuerte como para llevar mi cruz. Eso es lo que Cristo me pide, cargar mi cruz, no satisfacer mis deseos antinaturales.

Al insinuar que necesito que las reglas se rompan por mí, que de alguna manera no puedo evitar actuar según mi orientación homosexual, me estás diciendo que no soy capaz de la misma santidad que mis hermanos y hermanas heterosexuales si son capaces de alcanzar. Me dices que Dios no me ama lo suficiente como para darme la gracia y la fuerza para llevar mi cruz con dignidad, valentía y valor. SI SOY CAPAZ, LO SOY CON LA GRACIA DE DIOS.

Cristo murió por mí. Él me dijo que tomara mi cruz y la llevara detrás de él. Él me dará la fuerza para llegar al Calvario y, finalmente, al Cielo, viviendo en castidad como corresponde.

Muéstrame sensibilidad al encontrarme con amor auténtico, el mismo amor que Cristo me mostraría.
Debes saber que en nuestro corazón queremos a Dios. Él nos hizo para sí mismo, y quiere que volvamos a él.

Muéstranos Su rostro en tu ministerio, en la forma en que nos amas, en la forma en que nos encuentras. Por favor, dinos lo que Él diría, padre. Por favor, dinos la verdad y camina con nosotros en ese camino de regreso al que ama nuestra alma. No nos mientas diciendo que no somos capaces de no pecar y de vivir en castidad, eso no es verdad y tú lo sabes. Podemos ser santos y vivir en castidad con la gracia de Dios.

He tenido demasiadas personas que intentan predicarme el Evangelio sin la Cruz de Cristo. La Cruz, la lucha, el sufrimiento no puede dejarse fuera. La Pascua no llegó sin el Viernes Santo, y no podemos llegar al Cielo sin luchar primero por nuestra salvación en la tierra.

Los santos en el cielo lucharon por la santidad mientras estaban en la tierra. No podemos llegar al cielo sin luchar.

No trates de hacerme la pelea más fácil, padre James, ven conmigo, pelea conmigo y hazme más fuerte. No me digas que no puedo vivir en castidad y que la Iglesia tiene que cambiar su doctrina porque yo no puedo adaptarme a ella. No es la Iglesia la que tiene que cambiar, sino nosotros los que debemos santificarnos en ella siendo fieles al Magisterio.

Creo firmemente que el próximo gran santo de nuestra era será alguien que vivió con atracciones del mismo sexo, y que haya vivido en castidad.

También los homosexuales castos estamos llamados a la santidad, padre. Por favor, no ahogues esa hermosa llamada.

Fuente: Padre Tomas Agustín Beroch