El comité organizador de los Juegos Olímpicos de París ha querido utilizar este acto universal y tradicionalmente destinado a fomentar la fraternidad y la paz para imponer las ideologías de la que el mandatario francés es adalid, especialmente la cuestión LGTB y el aborto.
Hemos asistido a un desagradable espectáculo con besos, guiños constantes LGTB, bastante feminismo y mucho aborto, que ha sido citado en numerosas ocasiones.
Se ha visto un desfile de moda y conciertos con drag queens, personas travestidas… Y han tomado el protagonismo en la parte final del evento. Y lo peor es que la escena se parecía demasiado al cuadro de La última cena de Leonardo, lo que además sería una provocación a los cristianos.
Han querido introducir su concepto de amor con la aparición de tres personas, dos hombres de estética queer, y una chica, que protagonizaron escenas de poliamor y cuya escena acababa cerrando la puerta mientras entraban a un dormitorio.
Todo un despropósito que se ha centrado en destacar la orientación sexual de algunos deportistas, en vez de su cualidades físicas o deportivas.
Fuente: Religión en Libertad
