La conversión es un viaje que nunca termina mientras estamos aquí.
Eduardo Verástegui comenzó un viaje que no termina nunca mientras estamos en este mundo: el de la conversión. Un viaje que puede ser increíble pero solo si se hace de la mano de Dios y María, con vida sacramental y oración.
Le consta (y con el tiempo ha ido tomando conciencia de ello) la responsabilidad que tiene como persona influyente en la sociedad actual, tanto a través de sus proyectos en el cine o en la política como en sus apariciones públicas o en las redes sociales.
Publicado en Mater Mundi