Tras la publicación de una encuesta que encontró que la mayoría de los católicos no creen en la Presencia Real, el obispo de Crookston, Minnesota, Andrew H. Cozzens, se propuso renovar la fe en lo que es central para la vida de la Iglesia: la Eucaristía. Así surgió, entre otras cosas, el Congreso Eucarístico Nacional.
Aleteia ha estado hablado con él: «Compartir el Evangelio puede no ser un punto de entrada eficaz hoy en día con alguien que piensa que ya lo ha escuchado, pero si un joven adulto simplemente comparte la paz que ha encontrado en la adoración e invita a un amigo a que lo acompañe, literalmente transforma los corazones. Para aquellos que no están listos para escuchar ese testimonio sencillo, el testimonio de una vida transformada por una relación viva con Jesús en la Eucaristía sigue siendo un testimonio poderoso».
Cozzen explica que, dentro de un plan que han previsto, «el primer año se centrará en aquellos que actualmente están más comprometidos; el segundo año, en invitar a aquellos que están menos comprometidos pero que practican. Y el tercer año se centrará en llegar a los desvinculados o a los marginados».
«Las parroquias y las entidades diocesanas con adoración perpetua u horas santas están modelando para los jóvenes la hermosa acción de pasar tiempo con Jesús en la Eucaristía. Y muchos obispos me han mencionado la conexión que ven entre la adoración y las vocaciones».
«La Eucaristía es un misterio tan profundo que necesitamos pasar tiempo en adoración para recibir todo lo que este misterio tiene para nosotros, especialmente para abrir nuestros corazones y mentes a Jesucristo y aprender a responderle plenamente con nuestro corazón.»
«Los jóvenes van a la Adoración porque las respuestas a sus preguntas que el mundo les ofrece no los satisfacen. En la adoración, no solo encuentran respuestas convincentes; descubren quiénes son y a Aquel que los ama».
Toda la entrevista en Aleteia