Ha cumplido 100 años el misionero malagueño Alberto Álvarez que lleva ya 74 años en Japón. Durante ese tiempo, entre otras cosas ha atendido a las víctimas de la bomba de Hiroshima.
Este jesuita recibió en 2019 la visita del Papa Francisco en persona durante su viaje a Tokio.
Cuenta que es el menor de siete hermanos y, de pequeño era el menos piadoso. Pero un día «me convertí estando en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús de Málaga. De pronto, el Señor me hizo vivir algo especial, místico. De repente, dentro de esa iglesia, recibí la vocación de jesuita y de misionero. Así que, enseguida, ingresé en el noviciado de la Compañía de Jesús de Cádiz», explica él. Desde allí, le escribí al padre general de Roma para decirle que yo quería ser misionero del Japón al terminar la Filosofía y así lo hizo.
Durante estos años se ha dedicado a a la atención pastoral de seis parroquias y a la educación en dos escuelas. «Estar junto a los niños, a los preferidos del Señor, ha sido una bendición. Y como eran escuelas íntegramente católicas muchísimos de nuestros alumnos con sus padres se iban haciendo católicos. Más de la mitad. Fue una gran bendición y un gran consuelo»
Fuente: Diario Sur