Miguel y Susana se han casado.
Hace aproximadamente un año Lucía, hija de Susana, vino a rezar a la parroquia. Tocó al interfono y me pidió si le podía abrir la Iglesia. Por supuesto, le abrí. Le pregunté y me dijo que le gustaba venir a rezar y que no estaba bautizada.
Pues nada, eso se arregla. Lucía se bautizó en la parroquia esta Pascua y participa del grupo de adolescentes.
Puse esta historia en tuiter y allí saltó su madre diciendo justo eso: «yo soy su madre». Pues nada, ven a verme, le dije. Allí que vino.
Me explicó que se estaba acercando al Señor y que quería confesarse. Pues al lío.
Llevaba con Miguel 8 años. Y le propuse que se casarán. Habló con Miguel y pues sí, que se casaban.
Desde entonces han venido a Misa todos los domingos, se confesaron cada uno a su tiempo, han vuelto a comulgar y ahora se han casado.
Ha sido una cosa tan bonita ver la acción de Dios y la docilidad y confianza de ellos. Simplemente el ir viniendo a Misa los domingos, algunas lecturas y oración, las conversaciones después de la Misa…
Y después, en la comida, hemos podido evangelizar un poco. Especialmente un chico y una chica jóvenes que se han acercado a preguntar cosas. ¡Cuánta sed de Dios! ¡Cuánto anhelo de verdad!
Son de esos días que hacen coger aire, dan esperanza, fortalecen el ánimo y hacen mirar hacia arriba. Muy gratificado por poder ver la obra de la gracia en ellos.
Que Dios bendiga a estos nuevos esposos, que perseveren en su amor y sigan cerca del Señor.
Laus Deo!