Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre.
* * *
Que la prisa
no nos quite la alegría
de cebar unos mates bien temprano
y contemplar la Vida.
Que el apuro
no nos quite la alegría
de hablar sereno con el Amigo
y gustar su voz.
Que los gritos
no nos quiten la alegría
de oír el susurro de Dios
en toda la creación.
Que las tareas
no nos quiten la alegría
del diálogo fraterno
y la mano tendida gratuitamente.
Que las preocupaciones
no nos quiten la alegría
de sentarnos a la mesa
y compartir el pan o el silencio.
Que el cansancio
no nos quite la alegría
de regresar cada día a la calidez de casa
y al amor del hogar.
Que la angustia
no nos quite la alegría
del descanso oportuno del sueño
y el reposo necesario de la vida.
Que la indiferencia
no nos quite la alegría
de la gracia que se entrega a manos llenas
y prepara la alegría sin fina
* * *
¿Y si paramos un rato de tanto en tanto?
Un poco de silencio y quietud siempre nos viene bien. Sí, ya sé que parece que el tiempo no nos alcanza para nada, pero tal vez ese meme que nos mandaron puede esperar un poco, quizás ese video de youtube que recién estrenaron no cambie mucho si lo veo en media hora más. Le otorgamos el carácter de urgente a muchas cosas y vamos olvidándonos de lo que
verdaderamente importa. ¿Hace cuánto no nos detenemos a escuchar lo que nos rodea?
Sé que en algunos lugares el sonido ambiente no es tan agradable, no siempre son pajaritos o el viento en la ventana, a veces serán bocinazos y gritos o los ruidos de una obra en construcción cercana, pero es justamente eso lo que nos hace caer en la realidad de donde vivimos.
En medio de eso, sea lo que sea, tu corazón sigue latiendo, el aire que respiramos sigue siendo una música interminable y hermosa, es allí donde descubrimos que somos más, somos mucho más que lo que hacemos.
Somos más que esas palabras que dijimos de mala manera y no debimos decir.
Somos más que ese mal paso que dimos y aun sigue doliendo (y pesando).
Somos más que esa cobardía que tantas veces nos impide hacer el bien.
Somos más que esos momentos de confusión que nos hacen tomar malas decisiones.
Somos más…
Pero para descubrirlo hay que parar, hay que escuchar a ese Dios que nos habla constantemente y que a veces no queremos escuchar, ese Dios que habla en su Palabra, pero también en el entorno, en las cosas de alrededor, en los hermanos y en nuestro interior.
Padre Martin Gonzalez
Versos entre líneas (2023)
ig @padremartin7