Las graves inundaciones ocurridas en Brasil han dado como resultado casi 90 muertos, más de 100 desaparecidos y 150.000 personas sin hogar. Los daños son muy graves en la agricultura y la ganadería, que están repercutiendo negativamente en los comercios, donde empiezan a faltar alimentos.
La Iglesia local, afirma el arzobispo de Porto Alegre, monseñor Jaime Spengler, en una entrevista concedida al programa brasileño de Radio Vaticano – Vatican News, está movilizada para acoger a quienes se han quedado sin nada y necesitan comida, agua, artículos de primera necesidad y, sobre todo, un techo.
Las parroquias han habilitado habitaciones como dormitorios para los damnificados. Colegios, asociaciones deportivas y otras organizaciones han hecho lo mismo. Pero lo más importante, subraya monseñor Spengler, es expresar cercanía y solidaridad con quienes han perdido seres queridos y bienes.
Fuente: Vatican News