En la sociedad actual se han normalizados los anticonceptivos artificiales y por eso, es muy posible que el número de hijos en muchas familias haya disminuido, tres ya son multitud. Es verdad que hay problemas de fertilidad pero no son la causa fundamental que hayan disminuido los hijos en los matrimonios.
¿Y qué dice la Iglesia a los católicos sobre este tema? San Juan Pablo II escribió la encíclica Evangelium vitae, en la que no solo condena los anticonceptivos, sino también el aborto, contrarios a la vida humana:
«La labor de educación para la vida requiere la formación de los esposos para la procreación responsable. Esta exige, en su verdadero significado, que los esposos sean dóciles a la llamada del Señor y actúen como fieles intérpretes de su designio: esto se realiza abriendo generosamente la familia a nuevas vidas y, en todo caso, permaneciendo en actitud de apertura y servicio a la vida incluso cuando, por motivos serios y respetando la ley moral, los esposos optan por evitar temporalmente o a tiempo indeterminado un nuevo nacimiento. La ley moral les obliga de todos modos a encauzar las tendencias del instinto y de las pasiones y a respetar las leyes biológicas inscritas en sus personas. Precisamente este respeto legitima, al servicio de la responsabilidad en la procreación, el recurso a los métodos naturales de regulación de la fertilidad: éstos han sido precisados cada vez mejor desde el punto de vista científico y ofrecen posibilidades concretas para adoptar decisiones en armonía con los valores morales. Una consideración honesta de los resultados alcanzados debería eliminar prejuicios todavía muy difundidos y convencer a los esposos, y también a los agentes sanitarios y sociales, de la importancia de una adecuada formación al respecto. La Iglesia está agradecida a quienes con sacrificio personal y dedicación con frecuencia ignorada trabajan en la investigación y difusión de estos métodos, promoviendo al mismo tiempo una educación en los valores morales que su uso supone.» (punto 95)
El Papa Francisco lo dijo muy claro en 2015 en el avión cuando volvía de un viaje a Canadá aclaró que hay muchas maneras de planificación familiar aprobadas por la Iglesia. Y durante esa gira insistió en la posición del Vaticano en contra de los métodos anticonceptivos artificiales.
El Catecismo de la Iglesia Católica indica, en su numeral 2370, que «es intrínsecamente mala ‘toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación'».
En la encíclica de Pablo VI, Humanae vitae descubrimos comprensión y respeto hacia el plan de Dios sobre el matrimonio, sin que se dejen de lado problemas reales de algunas parejas que ven conveniente espaciar o retrasar el nacimiento de los hijos con aquellos métodos naturales que respetan la moral católica.
Es verdad que puede que haya situaciones complicadas dentro del matrimonio, en esos casos es bueno consultarlo con un sacerdote o mejor, si se tiene, con el director espiritual que te aconsejará lo más conveniente porque nadie es buen juez en causa propia.