Lo primero, antes de entrar al verdadero contenido de este post, es pedir disculpas a Mercadona por usar su nombre. Podría haber puesto cualquier gran superficie.
¿Qué me encuentro en los los stands de estas grandes superficies? Pues que cuando voy a comprar un Yogur hay diferentes marcas con distintos alicientes. Este es bueno para el colesterol, aquel ha sido confeccionado con una leche de vacas suizas perfectamente alimentadas. No digo yo que cada uno de ellos no tengan ventajas, algunos sólo miramos el precio, pero ¿Sabemos cuál es verdaderamente el bueno, el mejor?
Usando el ejemplo que acabamos de señalar, nos encontramos que la oferta moral también es amplísima. No hay más que pensar en el matrimonio para ver que cada uno hace su propuesta, pero ¿Cuál es la verdadera? Si me fijo sólo en el precio y el envoltorio me puedo equivocar. Tendré que estudiar el producto y llegar a la certeza de que el mejor es éste o aquél. Hoy, desgraciadamente, lo que hay es mucha opinión y pocas certezas.
¿Qué hacer? Estudiar. Si conozco los componentes de los diferentes Yogures sabré cuál es el mejor. El matrimonio, por seguir el ejemplo anterior, también tiene sus reglas. Lo fundamental no es que opine sobre el matrimonio, sino que sepa qué es el matrimonio.
Hay aspectos de la vida que a lo mejor no merecen la pena nuestro estudio, pero saber lo que esta bien y mal sí que merece un esfuerzo.