Hoy me han dicho que la Virgen nos lleva a Jesús ¡con entusiasmo!
Ese mismo entusiasmo llevó a José a Belén, después a Egipto y, más tarde, a Nazaret. Y sé que es el mismo porque José llevó a María y a Jesús con él. Y donde están los tres hay entusiasmo y alegría.
A mí siempre me ha gustado acompañar a María y a José estos días de Adviento.
Me gusta meterme en su corazón y bucear en sus nervios. ¿Os imagináis?
«—Ay, qué nervios, María, que el que va a nacer es Dios y será tan pequeñito y tan indefenso… ¿Seremos capaces de cuidarle?
— Tranquilo, José, todo irá bien.
— Sí, sí, María pero, ¿cómo es posible tanta grandeza? ¿Qué pasará si no lo educamos bien? ¿Y si se pone enfermo? ¿Y si…?
— Dame tu mano, José, ¿notas cómo se mueve? Eso es que está contento. No te preocupes, lo haremos bien.»
Y también me gusta mirar por la ventana de su casa y ver los preparativos para el nacimiento: cómo ordenan y hacen limpieza de la casa, calientan las estancias y lavan la ropa. Cómo José termina la cuna para Jesús, María hace los pañales, la ropa y el arrullo para el bebé, y cómo juntos van haciendo una casa acogedora y cómoda para el Niño que está a punto de nacer.
Y cómo juntos, poco antes del parto, tienen que dejar todo y viajar a Belén a empadronarse, donde nacerá Jesús, en un pesebre, sin la comodidad del hogar que le habían preparado sus padres.
Lo mismo hacemos nosotros, preparamos todas las cosas necesarias para la mesa de Navidad, buen vino, buena comida, un detallito (que en mi casa deja el Niño Jesús al nacer), villancicos, guitarras, buenas voces (ejem) y muchas ganas de celebrar con entusiasmo el nacimiento de Dios.
Y por dentro, además de la esperanza en el Niño que va a nacer, yo llevo un profundo agradecimiento y mucha alegría. Me dan ganas de salir a los balcones y de gritar: ¡¡Vecino!! ¡¡¡Que Jesús va a nacer!!! ¡Prepara la mesa! ¡Saca buena comida y el mejor de los vinos!! ¡Corre, corre! Que no lleguemos tarde, que no se nos pase entre tanta compra y preparativo que Dios viene a tu casa y a la mía si le dejamos entrar. Y una vez abierta la puerta, ¿con qué «viaje a Belén» nos sorprenderá?
Feliz Navidad a todos.