En la era actual, en la que la sexualidad se discute de manera abierta y la juventud está inmersa en una cultura que tiende a trivializar la intimidad, la castidad emerge como un tema relevante, a menudo mal entendido.
Más allá de los estigmas sociales, la castidad no es simplemente una restricción impuesta por valores conservadores. Es una elección fundamentada en el amor propio y el respeto genuino hacia el otro.
Contextualizando la Sexualidad Juvenil
Más del 50% de los jóvenes inician su actividad sexual en edades tempranas. Entonces, es esencial reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la castidad. En un mundo que a menudo olvida que la adolescencia es solo una transición hacia la adultez y, también, un período de crecimiento integral, la castidad surge como una llamada a comprender y respetar los cambios naturales del cuerpo.
La Revolución Sexual y la Desconexión
La revolución sexual de los años 60 trajo consigo una desconexión entre el cuerpo y el verdadero significado del amor y la sexualidad. Se enfocó únicamente en lo físico. Así, se dejaron de lado las dimensiones espirituales, emocionales y físicas integrales del cuerpo. Revisitar la castidad es redescubrir una virtud y un llamado a la integración completa de nuestra sexualidad.
La Virtud de la Castidad
Aunque sea impopular en la cultura actual, la castidad es, en esencia, el arte de integrar la sexualidad en nuestra identidad. Más que una restricción, es una invitación; una invitación a aprender sobre el dominio personal, una invitación a ejercer la libertad plena y a buscar la verdadera plenitud del cuerpo.
El Valor de la Castidad
Vivir la castidad implica la búsqueda del verdadero significado del cuerpo, no solo como un instrumento de placer físico, sino como una expresión de amor auténtico. Va más allá de los deseos sexuales.
Exige un respeto profundo por la otra persona como ser humano. Excede, por tanto, las necesidades personales.
Una Visión para Toda la Vida
La castidad no es solo una pausa en la actividad sexual, es un llamado a vivir cada etapa de la vida conforme a su tiempo. Busca que guardemos esos momentos especiales para más adelante, compartiéndolos con la persona que elegiremos como compañera de vida.
Coherencia y Autenticidad
La castidad nos desafía para que seamos coherentes, porque nos invita a alinear nuestras palabras, pensamientos y acciones. La sexualidad se convierte, de esta manera, en un acto que fluye desde nuestro interior hacia el mundo exterior.
Se transforma en un acto que une lo que decimos. También, lo que vemos, escuchamos. Se vuelve un acto de enlaza, además, lo que pensamos y hacemos.
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Recordemos, para finalizar, las palabras de San Josemaría Escrivá: «cuando decidas con firmeza llevar una vida limpia, para ti la castidad no será una carga, será una corona triunfal».
La castidad, lejos de ser restrictiva, se presenta como una joya que embellece y dignifica nuestras relaciones y nuestra propia identidad. Es la elección de vivir con integridad, respeto y amor auténtico. Es, repetimos, una joya que brilla con luz propia en la actual encrucijada de la modernidad.
Anne Ramírez para Ama fuerte