En 1918 las Clarisas abandonaron el convento de las Vistillas de Granada después de 500 años de presencia en la capital. La falta de vocaciones ha llevado a esta situación en la que, tras el fallecimiento de la madre abadesa ya sólo quedaban tres religiosas mayores para ocuparse y mantener un edificio de grandes dimensiones.
Ahora, recoge el diario Ideal, la orden Nueva Tradición Kadampa, una rama del budismo, ha comprado el inmueble, que contará con centro de meditación, cafetería y jardines abiertos a la ciudad.
Fuente: Ideal