El Vaticano ha hecho público un documento final de la primera etapa del Sínodo.
El texto abarca 20 temas, desde “la dignidad de la mujer” a algunos tópicos controvertidos como el final de la vida, el género, la identidad sexual o el diaconado femenino no presentan ninguna conclusión en el documento y se limitan a pedir que se sigan estudiando.
Han sido 344 miembros del Sínodo, contando con el Papa Francisco, los que han votado.
La votación ha sido secreta y cada uno de los párrafos que lo componen ha requerido la aprobación de los dos tercios de la mesa para poder ser incluidas en el documento final. En total, se han discutido 1.251 enmiendas.
El párrafo en el que se pide una mayor reflexión sobre el acceso de las mujeres al diaconado, ha recibido el mayor número de votos negativos.
69 votos en contra (20% del total) con el argumento de que esta idea es “expresión de la peligrosa confusión antropológica”, y que si la Iglesia la respalda sería señal de que ese desorden habría entrado en su interior.
En la votación se han aprobado más de 80 propuestas, entre ellas establecer un nuevo “ministerio bautismal de escucha y acompañamiento”, iniciar procesos de discernimiento sobre la descentralización de la Iglesia y fortalecer el Consejo de Cardenales para convertirlo en un “consejo sinodal al servicio del ministerio petrino”.
El documento expresa «cercanía y apoyo a quienes viven una condición de soledad como opción de fidelidad a la tradición y al Magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio y la ética sexual», una referencia a católicos homosexuales que optan por la castidad, o a divorciados que han decidido no volver a casarse. «Se invita a las comunidades cristianas a estar particularmente cerca de ellos», recoge.
Por otra parte, reconoce que muchos otros «se sienten marginados o excluidos de la Iglesia por su situación matrimonial, su identidad y su sexualidad» y solicitan «ser escuchados y acompañados y que se defienda su dignidad». Como respuesta, subraya que «los cristianos no pueden faltar al respeto a la dignidad de ninguna persona», y que «escuchar no significa abdicar de la claridad a la hora de presentar el mensaje de salvación del Evangelio, ni respaldar ninguna opinión o postura».
Algunas comunidades católicas LGTBI se han quejado porque en el texto no hay menciones positivas a los colectivos que representan.
El jefe de los obispos de Alemania, el obispo Georg Bätzing, dijo el domingo que el texto final del Sínodo sobre la sinodalidad “es un gran paso para la Iglesia universal” y que el deseo del sínodo de revisar la ética sexual católica es un “enorme paso adelante”. Sostuvo que una abrumadora mayoría de la Iglesia universal se ha pronunciado a favor de esto.
Bätzing se refería a una parte del texto que dice: «Algunos temas, como los relacionados con la identidad de género o la orientación sexual (…) también son controvertidos en la Iglesia porque plantean nuevas cuestiones».
El texto continúa diciendo: «A veces las categorías antropológicas existentes no son suficientes para captar la complejidad de lo que emerge de la experiencia o de la ciencia y, por lo tanto, esto exige una mayor investigación. Debemos tomarnos el tiempo necesario para esta reflexión y dedicar lo mejor de nuestras energías y no caer en juicios simplistas que hieran a las personas o dañen el cuerpo de la Iglesia».
Los obispos alemanes del sínodo también dijeron el domingo que ven positivamente las deliberaciones de cuatro semanas y han pedido que se tomen más medidas durante el próximo año.
También forma parte del documento una llamada a la misión de todo bautizado en la Iglesia y, en especial, el papel de la familia como “la columna vertebral de toda comunidad cristiana. Los primeros misioneros son los padres, los abuelos y todos aquellos que viven y comparten su fe en la familia. La familia, como comunidad de vida y de amor, es un lugar privilegiado de educación en la fe y en la práctica cristiana, que requiere un acompañamiento particular dentro de las comunidades”.
Para finalizar, el documento constata que durante los debates «se expresaron distintas valoraciones sobre el celibato». «Todos aprecian su valor profético y el testimonio de identificación a Cristo; pero algunos se preguntan si su adecuación teológica con el ministerio sacerdotal debe traducirse necesariamente en una obligación disciplinar en la Iglesia latina, especialmente allí donde los contextos eclesiales y culturales lo hacen más difícil».
«Es un tema no nuevo, sobre el que hay que profundizar», concluye. Fue otro de los puntos del documento que obtuvo más votos negativos, 55 contrarios.
Sobre el celibato, cuando habla de la formación de seminaristas y la atención de sacerdotes, recomienda «profundizar en la educación afectiva y sexual para apoyar su maduración afectiva». Una propuesta en esa línea es «potenciar la aportación de mujeres y la contribución de familias» en las clases.
Fuente: Universitarios Católicos