Queridos lectores, compañeros y amigos todos. ¿Qué tal os va?. Deseo de todo corazón que estéis bien, ya sabéis que os llevo siempre en mi corazón y en mi pensamiento.
Normalmente no suelo hacer reflexiones de este tipo, pero creo que ahora sí es el momento. Cuando a uno le llega la Cruz, tiene 2 opciones, o cogerla o no cogerla. No existe el termino medio. Leí una vez que quién busca a Jesucristo sin la Cruz, encuentra a la Cruz sin Jesucristo, y la Cruz sin Jesucristo es insoportable. Creedme cuando os digo que esto es totalmente verdad.
Llevo ya un año y medio pasando por períodos muy transformadores en mi vida, hay varios factores que me están convirtiendo en una persona totalmente distinta. No sé si mejor o peor, pero sí sé que no me está siendo indiferente. Percibo a Cristo en todas partes, en muchas personas, y eso la verdad me agrada, porque voy teniendo una relación mucho más profunda con Él que la que tenía antes.
Pero la Cruz llega, tenía que llegar. Y los momentos de felicidad y “encandilamiento” espiritual pasaron y llegó la tormenta, la zozobra y el miedo. Y entonces me alejé, y precisamente encontré esa Cruz sin Jesucristo, y realmente os afirmo que es insoportable. Sencillamente no podía cargarla. Poco a poco me voy dando cuenta de mi error, voy tratando de volver a Él, poco a poco a través de una oración continuada y sobre todo en los brazos de nuestra madre, la Santísima Virgen (a la cual también abandoné sin reparos.)
Con esto vengo a deciros queridos amigos que, aunque todo parezca ir bien, va a llegar el momento de la cruz, de ser probados, y es justo en ese momento donde debemos permanecer firmes. Puede presentarse de mil formas diferentes (una enfermedad, un problema, un desamor, una persona que debemos ayudar.) Los caminos son infinitos pero, preguntémonos primero: ¿Es la cruz mandada por Dios o es la respuesta a mi oración?
Si alguien le pide a Dios por fortaleza, ¿le hará fuerte o le permitirá la oportunidad de ser fuerte?. Si alguien pide a Dios por valentía, ¿Le hará valiente o le dará la oportunidad de que haga algo valeroso?. Si alguien pide a Dios por amor, ¿le llenará de sentimientos hermosos o le dará la oportunidad de que ame incondicionalmente?. Y si alguien le pide a Dios por la paciencia, la grandísima virtud de la paciencia, ¿Le hará paciente o le dará la oportunidad de que sea paciente?
Reflexionad esto con calma, creí importante compartirlo con vosotros. Puede parecer un poco ambiguo mi mensaje, pero creedme está lleno de intenciones. Os mando un fuerte abrazo y paciente, esperaré al próximo mes para escribiros de nuevo.
Un abrazo, Carlos.