Durante el mes de agosto acostumbro a pasar algunos días en la sierra madrileña de Miraflores. Es preciso salir del entorno de confort que nos movemos, ampliar horizontes, dedicar tiempo al estudio, a la reflexión y a intercambiar experiencias. El tiempo empleado en estos cursos de formación representa una forma de descansar, compatible con el esfuerzo por adquirir conocimientos, cultura y aprender de iniciativas positivas.
Cuando me dirigía por una de las carreteras de circunvalación de la capital del Estado, y antes de tomar el desvío a Colmenar Viejo, me sorprende el parpadeo de una luz de color verde esmeralda, procedente del Edificio Emperador. En este rascacielos de 230 metros y 57 plantas, situado en la calle Castellana 259D, se desarrolla una intensa actividad empresarial, al igual que en Torre de Cristal de KPMG (249 metros, la más alta), Torre Cepsa (248 metros) y Torre PwC.
Los destellos de esta luz me alegraron, pues el año pasado cumplí el sueño después de intentarlo durante quince años, de poder acceder a la planta 33 del edificio, de donde se desprenden estos rayos de luz. Allí se albergaba el oratorio con el Sagrario más alto de Europa, en donde se celebra la santa Misa todos los días, reservado para los que trabajan en estos edificios. Esta imagen me hizo reflexionar, porque me acordaba de aquellas palabras de la Escritura: “Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn 12,32).
En la planta 33, en alusión a la edad en la murió Jesús de Nazaret, que representa la cumbre de todas las actividades de la tierra, se conmemora el sacrificio de la Cruz; el hecho transcendental de la humanidad, mediante el cual atrae todas las cosas hacia Él. Desde esta perspectiva me ayudó a enfocar este curso de formación. Me pareció fascinante la iniciativa profesional del prestigioso cirujano Carlos Barrios Pitarque, profesor de la Universidad Católica San Vicente Mártir de Valencia.
Durante veinte años trabajó como médico en el Tour de Francia, con los equipos ciclistas del Reynolds (antiguo Banesto) y US Postal. Trató profesionalmente a deportistas como Miguel Induráin, Pedro Delgado o Lance Armstrong. A raíz de unas palabras del papa Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro, un 17 de mayo de 1992, que animaba a “un ilusionado dinamismo apostólico (…) con particular atención hacia los más pobres y necesitados”, los descartados de la sociedad, que diría el papa Francisco, le movió a fundar una ONG, Asociación Valenciana de Asistencia Sanitaria y Social Voluntaria (AVASSV). Le propuso al ciclista de Villaba (Navarra), ganador de 5 Tours y 2 Giros, en otros títulos, subastar una de sus bicicletas.
La postura de salida de la puja era de 400.000 pesetas y se adjudicó por 2 millones. En estos 30 años los réditos de esa bicicleta se concretan en 100.000 consultas médicas en 15 países distintos: México, Nicaragua, Quito, Bolivia, Perú, Venezuela, Argentina, Camerún, Tanzania, Uganda, Mozambique, Calcuta y en varias islas de Filipinas. Lograron desparasitar a 60.000 personas; efectuaron 800 intervenciones quirúrgicas; han utilizado 5 millones de toneladas de material médico y llevan formadas a 9.000 personas nativas impartiéndoles clases de educación sanitaria.
En los 42 proyectos asistenciales han conseguido implicar a más de 1.000 voluntarios entre médicos y estudiantes de medicina y enfermería de hospitales públicos y privados de toda España. Su ejemplo ha animado a jefes de cirugía pediátrica de hospitales como La Paz, Ramón y Cajal, la Universidad de Navarra o de Sanchinarro. Sin duda, este testimonio me pareció impresionante, por haber sabido secundar y encarnar las palabras de un experto en humanidad y santidad.
Otros asistentes disertaron sobre la geopolítica mundial, las finanzas en las bolsas de Nueva York, proyectos de investigación de ingeniería en China y Asia, un político relató cómo no prosperó la derogación del derecho al aborto y sobre la actual y futura coyuntura política, iniciativas en las redes sociales como la página web “jóvenes católicos”, expertos en la antropología del matrimonio, la ideología de género y el feminismo. El testimonio del joven sacerdote palentino que decidió aprender ruso para evangelizar Kazajistán, Almaty, y contribuir a la recristianización de un país de mayoría musulmana, con sólo con un 1% de católicos, que acoge tanto a ucranianos como a rusos. Desde el Santo Reino también aportamos iniciativas culturales.