La respuesta a la pregunta que nos hemos formulado en el titulo de este post es afirmativa: todos tenemos vocación porque si no estaríamos afirmando que Dios de ha olvidado de alguno de nosotros. Es decir, estaríamos diciendo que tu no eres un hijo deseado, querido y, por lo tanto, abandonado.
Tener vocación quiere decir que Dios no nos ha dejado a la deriva, no quiere para nosotros un destino incierto.
Lo que ocurre que es que hemos identificado el término vocación con los diferentes estados de vida que históricamente han supuesto un especial seguimiento de Cristo: la vida consagrada o el estado clerical. La vocación es mucho más, es la llamada de Dios a una persona concreta para un destino concreto donde Dios no se convierte en espectador, sino en protagonista de ese destino.
Por eso te animo que, como aparece en el evangelio, busques tu vocación, pero sin agobiarse porque como aparece en las Sagradas Escrituras a unos les llama en la juventud y a otros en la madurez: cada uno tiene su tiempo.