Javier Pastor entró en el seminario con 17 años y acaba de recibir la ordenación sacerdotal en la Catedral de la Almudena (Madrid). «No dudo de que Dios me ha llamado joven por algo y se está sirviendo de ello».
Javier es uno de los miles de sacerdotes que la Fundación CARF coopera en su formación integral. Nada más terminar el bachillerato biosanitario, comenzó sus estudios al sacerdocio en el Seminario Internacional Bidasoa y allí permaneció tres años pasando espués al Seminario Conciliar de Madrid.
«De la ordenación sacerdotal recuerdo muy vivamente la alegría de la gente que ha estado siempre acompañándonos. Nos ayuda a recordar lo importante que es recibir de Dios el regalo de la ordenación y, personalmente, si esa era la alegría de mis seres queridos, me ayudaba a imaginar cómo sería la alegría de Jesús al vernos aceptar una vocación tan importante».
«Cuánta ilusión me hacía agradar a Jesús con todo esto. Y le pedía a Él y a su Madre que fuera fiel para siempre; jamás fallar a este compromiso de amor que no había hecho más que empezar».
«De la primera misa recuerdo mi voz entrecortándose en las palabras de la consagración. Cuesta mucho explicar qué pasa por la cabeza del sacerdote en ese momento. Prácticamente se dicen las palabras de forma inconsciente, porque más que comprenderlas, las contemplas. Más que pronunciarlas, las escuchas. Ojalá ninguna rutina pueda apagar esta llama de amor viva».
Puedes leer este testimonio completo en Fundación CARF